martes, 29 de julio de 2008

Dos semanas y contando para las vacaciones

Este año voy a coger vacaciones en agosto. Largas. Desde el día 13 al 1 de septiembre desapareceré. ¡Y qué ganas tengo de desaparecer! Diez días hábiles quedan. No más. Luego dos semanas y media para desconectar.

Hartos ya, mi mujer y yo, de coger un barco o un avión, en cada ocasión que pillamos unos días, hemos decidido quedarnos en casa. A descansar. En agosto. Cuando todo cristo viviente anda por ahí viajando o hiper-poblando hoteles y apartamentos, y la ciudad parece tener la mitad de la población que de costumbre, será nuestra mejor opción quedarnos en casa.

Por las mañanas unas horitas a la playa, que no nos queda lejos. Si las principales están apestadas de cuerpos de esos que se autoproclaman humanos, nosortos nos pasearemos por las menos comunes. Se trata de no tropezar con el común de los mortales.

Y por las tardes a pasear por algún paraje desconocido, que aún lo hay, pese a las tres décadas y media que habito en ella, en la isla. Pero con la máxima de evitar, a toda costa, amigos y familiares. Queremos unas vacaciones íntimas, donde otros no decidan cómo divertirnos, ni a quienes haya que andar dando explicaciones.

Queda cerrar los ojos y desearlo con mucha fuerza. Igual se hace realidad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Quién es el común de los mortales? ¿Tiene nombre y apellidos? ¿Está casado? ¿A qué se dedica?

Joder, yo quiero coñocerlo.

Uno+Cero dijo...

Es el más comun que te puedas imaginar, el homo domingueriensis y te lo puedes encontrar con distintos nombres y apellidos y diferentes estados. En general, y de forma más o menos extendida, se dedica a incordiar al resto de sus congéneres.