sábado, 3 de abril de 2010

Pero... ¿para qué quieres tú un iPad, alma de cántaro?

Hoy sale por fin a la venta en el país del dinero naciente, del capitalismo desenfrenado y bastión último del verdadero sueño de libertad, o sea los Estados Unidos, el último cacharrito de la compañía de la manzana mordida, el tan mencionado y comentado iPad. Así que, contraviniendo la práctica habitual de este mi rincón, más orientado a enaltecer el tener que el ser, he decidido sumarme a esa cantidad inagotable de gente que aprovecha cada vaporada de Apple para dar su opinión al respecto. Voy a hacer algo de futurología. Pero muy a mi manera.

Para empezar no voy a entrar en si es mejor o peor, porque a fin de cuentas, y como ya nos ha demostrado la psicología conductual y su ya mencionado varias veces por aquí sesgo de confirmación, cada uno verá en el aparatito de marras lo que realmente ande buscando. Para unos será un acto patente del acabose, la decadencia y el comienzo del fin, de Apple. Una muestra más de la degeneración y de la desatención a sus adeptos (y a los que quisieran serlo). Otros, sin embargo, encontrarán en él un nuevo milagro, la tabla de mandamientos perdida y que de forma renovada se nos hace llegar por gracia y obra del verdadero dios de la tecnología. No. Yo creo que voy a orientar más este artículo a ver si encaja en mi vida hipertecnificada y sedentaria, ya camino de la 3.0. De regalo, diré para qué, cómo y dónde creo que podría ser útil este dispositivo.

No voy a negar que, cuando me enteré de qué habían anunciado finalmente un iPod Touch con esteroides, me sentí algo desconcertado, desilusionado y decepcionado. Yo esperaba —y supongo que muchos también— que sería un tablet con el sistema operativo de los equipos de sobremesa, el Mac OS X, y en el que se podría meter cualquier cosa al modo y costumbre que se hace en los equipos que ya tengo en casa. Cierto que el problema, la culpa, no es achacable a Apple. La culpa la tenemos todos los que pusimos ciertas expectativas, nuestras propias fantasías futuristas y de ciencia ficción, en una empresa que, no lo olvidemos nunca, tiene como meta ganar dinero. Y su forma de querer ganar dinero puede distar mucho de lo que uno quiera que hagan. Únicamente el tiempo, y no nuestras dolidas expectativas, dirá si tienen o no razón. Pero como el daño ya estaba hecho, quedaba analizar si, después de todo, el dispositivo tendría cabida en mi hogar tecnológico. Tampoco lo negaré: me gusta por el simple hecho de ser un iPod Touch con esteroides. Así que a continuación vino el proceso de autoconvencimiento, de racionalización, de porqué podría necesitar tenerlo. Que, de forma tal vez siniestra hacen los que tanto lo critican aunque en sentido opuesto: buscan las razones, las proyectan con vehemencia, para decirse que no lo necesitan y negar la tentación. Hagan examen de conciencia y ya me cuentan. A más de uno de los que públicamente se ríen, gustaría llamar a uno de estos iPad «su tesoro» en privado.

Como usuario doméstico hay una serie de actividades que realizo en solitario con ordenadores y otros dispositivos. No voy a entrar en lo obvio, como pueden ser las tareas domésticas como cocinar. Tarea que, además, prefiero dejar a mi mujer, cocinera genial, para no poner en riesgo la salud de nadie con lo que yo pueda pergeñar en los fogones. Cada uno es bueno en lo que es bueno. Esas tareas se dan por sobreentendido. Hablo de las actividades lúdicas que uno decide, por voluntad propia y generalmente de índole solitaria, repito, anclar o centrar, cuando esto es posible, en el uso de ordenadores o dispositivos electrónicos. Haré un escueto repaso por las principales. Escuchar música lo hago con el iPod/iPhone y con el Mac Mini del salón conectado al amplificador. Mi vida musical gira en torno al iTunes desde hace algo más de tres años ya. Ver documentales o series de televisión lo hago también con el Mac Mini del salón o en el iMac de 24". Procesar los archivos RAW de las fotografías también en el iMac. Escribir, navegar y estudiar, cuando para ello requiero el ordenador, tanto en el iMac como en el MacBook Pro. Programar también en los dos últimos, pues a nivel doméstico no deja de ser una especialización del estudiar. En lo único de mi vida digital que no uso un equipo de Apple es para jugar o para ver películas en alta definición, para lo que uso la PlayStation 3. Excluyendo el sexo como actividad lúdica —que sin embargo es la mejor; no tanto si es en solitario— y algo de ejercicio físico presumiblemente inexistente, la otra actividad de ocio que ocupa la mayor parte de mi tiempo sería leer. Algo que sigo —y creo que seguiré— haciendo a la vieja usanza. Me gusta leer y que sea en papel. Nunca he descartado la compra de un e-reader, pues los allegados saben que «tengo» una enorme biblioteca de libros técnicos en formato electrónico. Y que leo mucho blog. Pero son demasiado caros y muy poco versátiles. Ya tuve una experiencia con uno y, pese a que se leía genial, no terminó de agradarme andar con él. Los análisis de otros productos no los ponen mejor. ¿Cabe entonces la posibilidad de que el iPad cubra ese hueco que aún no ha cubierto un lector electrónico basado en tinta electrónica? Viajar es una actividad tan residual en mi vida que no justifica, de por sí, la compra de un ordenador más ligero. Ya tengo el MacBook Pro (2,5 Kg) o un HP Mini (1,2 Kg) y no suelo encontrar inconvenientes en cargar con alguno de ellos. Una vez llego pasan todo el tiempo en el hotel.

Resumiendo, para lo que parece que tendría utilidad el iPad es para echarme en el sofá, o en la cama, y ponerme a leer blogs o libros electrónicos. Algo que ahora, con cualquiera de los portátiles, resulta incómodo. Todo ello asumiendo que la aparición de estos dispositivos no haga caer el precio de los lectores electrónicos basados en tinta electrónica, que a día de hoy siguen siendo insultantemente caros comparados con lo que ofrece el iPad. Pero para esta actividad sumamente sedentaria me atrae mucho más el Adam Tablet de Notion Ink. Dispone de un modo de funcionamiento similar a la tinta electrónica que, supuestamente, es mejor para no cansar la vista. Tienes un vídeo repasando las características durante una presentación del mismo.

¿Sería esto por tanto motivo suficiente para adquirir uno? No lo creo. De hecho dudo que sea un dispositivo útil para la inmensa mayoría de la gente. Su uso doméstico está, en mi corta visión del asunto, bastante limitado. La mayoría de la gente que se lo compre será por el efecto novelero y lo acabarán dejando de lado. Sospecho también que eBay se llenará de iPad de segunda mano durante los próximos meses. Cierto que esto no deja de ser futurología cutre y salchichera, pero cada cual es libre de creer lo que le de la gana.

Sin embargo, como programador, veo en estos dispositivos, los primeros de muchos que habrán de venir a partir de ahora, una herramienta atractiva en algunos sectores industriales. Dicho de forma más clara: donde tienen futuro estos dispositivos es en ámbitos empresariales y no para uso doméstico. Aquí Apple podría perder la partida si no asume algunos cambios en su enfoque de la gestión que realiza de las aplicaciones su dispositivo. Es un aparato muy goloso en muchos ámbitos. Viene a corregir el problema de las pantallas pequeñas de las PDA, ya en uso en muchas áreas; tiene un peso ideal para que no resulte molesto cargar con él durante largos períodos; y, si cumplen lo que prometen, tienen una autonomía más que ideal para soportar jornadas laborales de 8 horas. Y, no olvidemos otro dato importante, su precio es más que ajustado, por lo que las reposiciones no son un problema grave. Recuerdo trabajar hace cinco años en un proyecto en el que tuvimos que descartar el uso de tablets porque pesaban mucho, su autonomía apenas llegaba a las dos horas y eran excesivamente lentos para soportar un Windows XP. Con el proyecto queríamos que los apuntadores a pie de barco actualizaran en tiempo real la carga y descarga, que en argot portuario era estiba y desestiba, para la generación automatizada de los manifiestos de carga de los buques. Hoy, con dispositivos como el iPad o el Adam Tablet es algo que se podría hacer fácilmente. Y es sólo un ejemplo de muchos que pasan por mi cabeza. ¿Qué me dicen de hospitales y ambulancias? ¿De repartidores de productos? ¿De técnicos a domicilio? ¿Como menú electrónico en restaurantes en los que los clientes puedan elegir directamente los platos que desean sin necesidad de esperar al camarero? ¿O para la gestión domótica del hogar? ¿Y como herramienta de estudios en institutos y universidades? Como digo, como programador veo en estos dispositivos un gran futuro y, como profesional, veo la necesidad de empezar a familiarizarme con ellos. Sin embargo, ya adelantaba, Apple en este caso tendrá que hacer algunos ajustes a su enfoque. Estos ajustes los dejaré para un artículo posterior. Posiblemente mañana.

12 comentarios:

Moi dijo...

Pues yo como Moi que me llamo necesito mi tabla de los mandamientos ya xD

Por lo de utilizar el ipad en entornos industriales tengo mis dudas, yo llevo trabajando unos cuantos años este sector y te puedo decir que aunque el ipad puede ser muy atractivo en entornos domesticos, en entornos industriales no creo que durase mucho, por como como tiene Apple cerrado el aparato todavía tiene un pase, pero seguro que ninguna empresa querra ver a sus empleados jugando al tetris en sus herramientas :) y por otro lado en el trato no duraría ni dos días vivo, te lo digo por experiencia que maquinaria preparada para aguantar caña normalmente se la comen en un piz paz, a veces pienso que deben jugar al fútbol con ellos, te pongo un enlace a continuación del bicho que trabajado y que no tiene mucho que envidiarle al ipad en entornos industriales, por lo menos en lo que refiere a estos entornos

http://www.vectron.es/products/posmobilexl/index.php?l=es

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo contigo en... casi todo. Ciertamente no es un dispositivo que tenga un objetivo muy claro. Y como ya he comentado en varios artículos en mi blog no creo que sea la tabla de salvación de ninguna industria ni que sea una revolución que cambie la faz de la tierra.

Ahora bien, no comparto contigo que termine siendo un fracaso o que ebay se llene de iPads en venta o acaben cogiendo polvo en el salón. Triunfará. Y mucho además. Los verás en ebay cuando salga la segunda versión y será la gente que los vende para comprarse el nuevo. El iPad ha venido a quedarse porque es una golosina, un juguete, un cacharrillo bonito para presumir (no podemos negar nuestra naturaleza ególatra) y cómodo para estar en el sofá mirando cosillas, sea la web, películas, libros o revistas. Pero si todo esto no es suficiente lo que realmente salvará al iPad serán los juegos, porque para jugar siempre hay un rato, y el iPad es, sobre todo, una plataforma pensada para jugar.

También estoy de acuerdo con Moi... en casi todo. Es verdad que no será útil en según que sectores industriales, pero hay otros muchos en los que si puede ser útil, como puntos de venta, medicina, restaurantes, museos, etc. De hecho se me ha ocurrido una de realidad aumentada para museos que podría ser espectacular.

Saludos.

Moi dijo...

Ladrondecalcetines, la verdad que una realidad aumentada para museos estaría bestial, pero te puedo asegurar que por lo menos en entornos como restaurantes, que son la mayor parte de los clientes que he trabajado un ipad no dura ni dos días, de hecho como comento el cacharro del que envié enlace esta pensado para la hostelería y te puedo decir que aun viniendo preparados para mojarse y para resistir golpes esa es la principal causa de avería por lo que estos aparatos están en reparación cada poco tiempo, de hecho por poner un ejemplo para la recogida de comandas se ha intentado usar los clásicos terminales PDA dando un pésimo resultado en la mayoría de los casos y teniendo que utilizar PDAs industriales que si bien funcionan como si fuera una PDA, los chasis y la electrónica en si esta pensada para "maltratarla", eso si no niego que seria una buena opción que saliera un ipad industrial digamos con casi las mismas funcionalidades que el ipad domestico pero pensado según su uso.

Uno+Cero dijo...

Interesante discusión esta. Ciertamente lo que dice Moi, al que además habrá que darle el beneficio de la experiencia, tiene mucho sentido. Estos dispositivos no están pensados para ser usados en entornos agresivos. No durarían un asalto. No me imagino un apuntador a pie de barco dándole machangazos al cacharro para indicar dónde demonios está colocando la carga en ese momento. Al ladito del mar. No dudo que acabarán sacando "armaduras" que les proporcionen una mayor esperanza de vida. Pero supongo que no es la finalidad para la que están construidos estos terminales. Aunque yo creo que acabarán sacando las versiones industriales.

Ya he visto unos cuantos proyectos -aún ideas- de realidad aumentada para el iPhone y puede que esta sea una buena alternativa. Aunque creo que hay más entornos en los que podría ser interesante. Siempre, repito, que se permitan algunas "restricciones" o se añadan algunas características al software del dispositivo.

En cualquier caso ya veremos cómo se va resolviendo. Aunque ladronadecalcetines asume que su fuerte serán los juegos, yo tengo mis dudas. Pero como decía en la entrada, será el tiempo el que diga dónde acaba todo esto. Yo, mientras, sigo interesado desde el punto de vista profesional. Aunque aún no sé si me decantaré por el iPad o por el Adam (o por el que salga de aquí a que me decida). Lo bueno del iPad es que lo que tengo aprendido para iPhone me sirve. El Adam me abriría el universo Android, que tampoco es mala idea. En cualquier caso, mi opinión es que el futuro (mi futuro, al menos) pasa por los dispositivos que ofrezcan movilidad. El mundo está cambiando. Ya veremos...

sulaco dijo...

En entornos industriales el iPad no tiene cabida porque ni siquiera se puede usar en los mismos. Los estándares usados en esos entornos son distintos al mundo exterior. Para adaptarlo por ejemplo a factorías o terrenos industriales, le tendrían que añadir una buena capa exterior para protegerlo, lo tendrían que aislar de interferencias, tendrían que hacer que se pueda usar con guantes industriales y ni te cuento de lo que sucedería para crear la red Wifi que le de soporte en los mismos. Si ves alguno de los teléfonos que vendemos para esos entornos, lo entenderías. En hospitales también estaría muy limitado y el problema del Wifi estaría presente, ya que hay zonas de los mismos en los que no creo que lo puedas usar.

Para las personas mayores es perfecto y de hecho será el primer ordenador que tengan mis padres tan pronto como se ponga a la venta en España. Para aquellos que ya tienen un equipo de escritorio (que puede ser un portátil) y quieren algo ligero para llevárselo a la cama, de viaje o usar frente a la tele es también perfecto. Si viajas con Ryanair con frecuencia sabrás que 100 gramos son CIEN GRAMOS en lo que se refiere al equipaje de mano. Yo ya veo mi iBook del 2005 jubilado y reemplazado por un iPad. Con eso, el mac mini y el iPhone, tengo todo lo que necesito para mi vida digital, todo orbitando en torno al iTunes en donde se juntan mi música, mis audiolibros, mis fotos y mis vídeos.

Estuve un tiempo jugando con la idea de comprarme un Netbook pero lo veía como una pieza minusválida de electrónica y le sobraba todo aquello que no tiene el iPad (teclado, puertos USB, salidas de monitor y similares).

Al final surgirá el pelotón de alternativas, más que probablemente corriendo Android y la gente que se queja tanto se irá con esas y después de un tiempo se darán cuenta que no usan ni la mitad de lo que les ponen dentro ni tienen una experiencia como usuarios finales ni la mitad de satisfactoria de la que tendrán los que opten por un iPad, que como siempre, lo hará todo tratando de arropar al usuario para que no sea consciente de los seis niveles OSI que hay por debajo de su flamante pantalla.

Uno+Cero dijo...

Está claro que el uso de «industriales» ha sido una licencia desafortunada. En hospitales no habría tanto problema. Siempre que se asuma un modelo en el que el cacharro mantuviese datos en memoria hasta llegar a una zona Wifi. De todas formas le seguiré dando vueltas al asunto. Hoy he leído un pequeño artículo sobre las novedades en el SDK 3.2 que, sin ser nada destacable, sí que parece que abren el camino a que Apple implemente una versión de su paquete ofimático al iPad. A mí me gusta bastante ese paquete ofimático, por cierto, que tengo original.

sulaco dijo...

Otros desafíos en entornos hospitalarios es que son lugares en los que se trabaja con turnos y se reusa el equipo por parte de todo el personal, con lo que los iPads tendrían que ser comunes, tendrías que tener multicargadores y como la sincronización es a través de iTunes, eso también puede ser un problema.
Después vendría la seguridad. Tener un hospital con un montón de iPads (o similares) es poner un cartel luminoso enorme para que los mangantes entren a birlarlos, con el consiguiente problema de seguridad si tus datos o los de otros pacientes son robados, lo que debería llevar a medidas extremas de seguridad tanto de la aplicación como con los aparatos.
Y otro problema que en los hospitales es crítico es el de la fiabilidad. No le puedes cambiar la batería e imagina que dentro hay información vital, se queda sin batería y por ello muere la persona (por ejemplo, datos sobre productos a los que es alérgica). Uno solo que la diñe porque se le cayó a la enfermera el cacharro al suelo (o al médico) y la posibilidad de juicio millonario es muy real.

Uno+Cero dijo...

Si los informáticos hemos sobrevivido a la culpabilidad de errores que hacen reventar cohetes, no veo el motivo por el que debería afligirnos la muerte de unos cuantos pacientes achacable nuevamente a errores informáticos. Pero más allá de esta afirmación dubitativa categórica, creo que todo lo que indicas es resoluble. Me permito aquí alguna licencia poética basada en el desconocimiento, pero hasta donde yo sé, no es necesario iTunes para sincronizar datos. Cada aplicación en el iPhone tiene su propio entorno de almacenamiento (esquema sandbox) y lo puede rellenar con lo que le salga de las narices. Obteniendo los datos de un servidor con un modelo arquitectónico orientado al servicio, por ejemplo. Desconozco si existen límites para la cantidad de datos, pero no me suena haber visto nada al respecto. Únicamente la memoria física sería el límite.

Tal como dices, habría que meter controles de seguridad, pero el cifrado reduciría el impacto de pérdida y a día de hoy no es complejo incluirlo en las aplicaciones. Lo mismo trabajar con una gestión fragmentada de la información, que confundiría aún más al que pudiese acceder de forma maliciosa. En cuanto al uso y reuso tenemos perfiles y contraseñas, etc., etc. Hasta el robo podría ser controlado con una versión del equipo con lector de huellas digitales, si me apuras. O bandas magnéticas como las colocadas en libros y películas.

En resumen, creo que todo lo que comentas es resoluble. Incluso el de la avería fortuita se podría solventar con un protocolo de actuación conforme a las necesidades. Aquí la cuestión es si merece o no la pena hacerlo. Está claro que tecnificar por tecnificar es una soberana estupidez. Si se emplea tecnología sería para optimizar (que en general significa abaratar y/o enriquecer) procesos y prácticas. Un estudio coste/beneficio sería lo necesario antes de cualquier otra cosa. Es más, sospecho que un equipo (no necesariamente un iPad) fijo en cada habitación, integrado en la pared, sería más económico, funcional y mejor adaptable, que el uso de tabletas del tipo iPad. ¿Pero a que es bonito soñar?

adastra dijo...

Más o menos coincido contigo, excepto quizás en lo de los usos profesionales. Como Sulaco o Moi, no lo veo tan claro.

Creo que comenté en el blog algo sobre mi búsqueda de un dispositivo que llene el huequito ese que me falta como reproductor de contenidos. El iPad me atrae, sobre todo sabiendo que en cuestión de tecnología y usabilidad están a años-luz de la competencia. Sin embargo, conociendo a Apple, consideraría preferible esperar a una próxima iteración, más sólida y madura.

Ah, a mí también me llama mucho la atención el Adam :P

Uno+Cero dijo...

En el aspecto más profesional yo no hablaba (o no era tanto mi intención) del iPad en concreto. De casa a su aplicabilidad hablo más de la nueva familia de terminales que saldrán al respecto. Digamos que en realidad no dejan de ser una nueva generación de tabletas. En esta nueva generación, mucho más ligeras y con potencia más que suficiente, se abre de nuevo las alternativas que con las otras no lograron alcanzarse (por precio, por autonomía, por peso, por capacidad, etcétera).

Como familia el iPad y el Adam parecen ser los primeros equipos que pueden evidenciar las bondades de cara a un potencial mercado. Vendrán otros, pero digamos que tendríamos que pensar en los términos de los primeros de cara a su venta. El iPad claramente tiene una fuerte vocación hacia el usuario doméstico. El Adam tiene que es un entorno abierto y se podría "personalizar" más. Esto último es presumible.

Bajo el supuesto anterior y bajo el supuesto de que el mercado empresarial también podría aprovechar este dispositivo, es donde veo que Apple tendría que realizar algunos cambios -tal vez incluso de hardware en una nueva versión- de cara a no quedarse atrás. Otra cosa es que la premisa de su utilidad comercial fuera del escenario doméstico sea incorrecta, en cuyo caso la conclusión de que Apple debería hacer cambios sería falsa. Qué bonita es la lógica clásica y sus argumentos :-)

sulaco dijo...

El mercado comercial al que apple se dirige está super claro: las universidades e institutos norteamericanos. Si entran ahí, entran en las casas por una puerta que les abrirá el camino a los padres y al resto de la familia. Su estrategia no es complicarse la vida en el trabajo, la suya es que cada miembro de la familia tenga el suyo propio y si consiguen un 10% de la población americana, estamos hablando de 30 millones de cacharros solo en ese mercado. Si lo extiendes a Europa y los países asiáticos con pasta, es un huevo de dinero y de aparatos vendidos.

Uno+Cero dijo...

¿Pero tú qué quieres? ¿Dejarme sin argumentos para justificar su compra? Con las mejoras que han anunciado en la versión 4 la cosa está cada vez más clara. Ahora queda convencer a mi mujer.