miércoles, 21 de marzo de 2012
Vaya comienzo de primavera
Lo que no he visto en todo el invierno sucede la primera noche de la recién estrenada primavera. Cenamos con fuertes vientos y lluvia constante. Desayunamos con aguanieve. No cuajó, por supuesto. Que la nieve cuajase a estas alturas hubiese sido una bufonada sin gracia. Vaya frío se mete para recibir a la primavera. En fin, este tiempo está loco.
domingo, 4 de marzo de 2012
La Cosa: prueba de la existencia de Dios
Este fin de semana ha tocado quedarme en Madrid. Suelo llegar roto al fin de semana, por lo que es raro que salga por ahí si no me llaman. Y no me llaman casi nunca. Aunque este fin de semana sí que fui a darme una vuelta por el centro, que hacía tiempo que no visitaba. Es curioso cómo no me molesta ir tropezando con la gente cuando es en plan visita (cuando vivía en la calle Mayor sí que me fastidiaba ir tropezando y rebotando entre la muchedumbre). También ha sido un fin de semana de películas. Ya estoy cogiendo como hábito alquilar películas en la PlayStation Network —que tiene un catálogo pobre y unos precios exagerados—. Este fin de semana han sido tres: Contagio, La Cosa (precuela) y Noche de miedo (remake). La primera me gustó mucho, la segunda también me gustó (aunque no supera ni de broma la de John Carpenter) y la tercera, para pasar el rato (también me gustó mucho más la original).
Mientras veía La Cosa, pensé que era una demostración de la existencia de Dios. Nos hemos pasado los últimos siglos intentando explicar la conciencia, buscando su razón de ser, y resulta que al final es bastante fácil demostrar que es cosa del creador. Los científicos se han pasado todo este tiempo intentando demostrar que la conciencia es un fenómeno emergente, algo que supera a la simple suma de sus partes. Viendo cómo un «algo» que realmente se dedica a copiar las células, consigue replicar no sólo la estructura completa, sino también todo el ser y sus recuerdos (porque el lenguaje y las palabras no dejan de formar parte de la estructura de los recuerdos) y, al mismo tiempo, seguir manteniendo conciencia de sí mismo como ser sobrenatural, es la demostración de que podemos ser exactamente iguales pero, al mismo tiempo, dar cabida a la gracia del señor. Asombroso. Es la explicación irrefutable de que Dios sí que puede estar dentro de nosotros y de que nuestra conciencia es nuestro alma. Y sí, ahora estoy seguro que una Cosa tal es la explicación de la Santísima Trinidad. El padre y el Hijo y el Espíritu Santo todos en uno y siendo lo mismo. Asombroso, repito.
Hala. Ahí queda la rayada del fin de semana.
Por cierto, ya he dicho que la versión de los 80 estaba bastante mejor. Y es que ninguno de los bichos, mutaciones, muñones arácnidos o, simplemente, cagarrutas multiformes del engendro que aparecen en la nueva, supera en horror a las de Carpenter. Y si no, aquí va el trailer cargadito de bichos para quitar el sueño:
Mientras veía La Cosa, pensé que era una demostración de la existencia de Dios. Nos hemos pasado los últimos siglos intentando explicar la conciencia, buscando su razón de ser, y resulta que al final es bastante fácil demostrar que es cosa del creador. Los científicos se han pasado todo este tiempo intentando demostrar que la conciencia es un fenómeno emergente, algo que supera a la simple suma de sus partes. Viendo cómo un «algo» que realmente se dedica a copiar las células, consigue replicar no sólo la estructura completa, sino también todo el ser y sus recuerdos (porque el lenguaje y las palabras no dejan de formar parte de la estructura de los recuerdos) y, al mismo tiempo, seguir manteniendo conciencia de sí mismo como ser sobrenatural, es la demostración de que podemos ser exactamente iguales pero, al mismo tiempo, dar cabida a la gracia del señor. Asombroso. Es la explicación irrefutable de que Dios sí que puede estar dentro de nosotros y de que nuestra conciencia es nuestro alma. Y sí, ahora estoy seguro que una Cosa tal es la explicación de la Santísima Trinidad. El padre y el Hijo y el Espíritu Santo todos en uno y siendo lo mismo. Asombroso, repito.
Hala. Ahí queda la rayada del fin de semana.
Por cierto, ya he dicho que la versión de los 80 estaba bastante mejor. Y es que ninguno de los bichos, mutaciones, muñones arácnidos o, simplemente, cagarrutas multiformes del engendro que aparecen en la nueva, supera en horror a las de Carpenter. Y si no, aquí va el trailer cargadito de bichos para quitar el sueño:
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