miércoles, 27 de marzo de 2013

With Distinction (!!)

En los despropósitos para este año le daba una probabilidad de éxito de un 70%. Y estaba siendo excesivamente generoso conmigo mismo, porque me conozco y a) tengo poco tiempo para nada (mi autoengaño favorito) y b) soy muy perezoso como para autoimponerme cualquier hábito de estudios a estas alturas. Sin embargo era un tema que desde mucho me llamaba la atención, así que me puse a ello el 7 de enero. Pronto me di cuenta que, efectivamente, soy demasiado perezoso para nada, dejando casi todo para el último momento, y la cosa se me puso cuesta arriba inmediatamente. Pero oiga usted, también dicen que soy bastante testarudo. En realidad aseguran que soy la personificación de la testarudez. Así que insistí. Por una vez que algo juega en mi favor, no iba a ignorarlo.

Y pese al inglés, que no conseguía entender casi nada. Bastante frustrante. Gracias a los subtítulos (en inglés). Mi comprensión lectora del idioma de la The Old Commonwealth supera en varios órdenes de magnitud mi comprensión auditiva de esa lengua bárbara.

Y finalmente lo acabé. E hice el examen final, después de llevar al día —al límite, eso sí— los ejercicios o evaluaciones de control. Y aprobé todo. Y, encima, con buena nota. No tenía muy claro cómo harían el cálculo final de las pruebas parciales, y si llegaría al 70% mínimo para obtener la certificación, pero terminé el curso Game Theory [@ Coursera], que ofrecía la Universidad de Stanford en su plataforma abierta, con méritos («with distinction», que dicen ellos). Hablando en román paladín, obtuve una clasificación final de sobresaliente (91,4 sobre 100, para ser exactos).


Estoy que no quepo en mí.

Lo que sí tuve que hacer fue asumir que solo podría dedicarme a un curso a la vez (llegué a estar matriculado en tres al mismo tiempo). Me despejé el camino para no sobrecargarme demasiado y terminar deprimido y desesperado, sin haber conseguido nada al final. Lento pero seguro. También descarté el de Dan Ariely —uno de los que me empujaron a meterme en este tinglado— porque no terminó de convencerme el programa del curso cuando se abrió (ya he leído sus libros) y ya he programado el siguiente para dentro de tres semanas. Mientras, a descansar y a dedicarme a otros temas de mi inmensa lista de despropósitos. A ver si —y cómo— voy rellenando mi Course Records en Coursera este año. Por falta de cursos no será, que cada vez que miro ha aumentado en unos cuantos. Ya los hay en español (universidades latinoamericanas, principalmente), en francés y en chino. Mola.

sábado, 16 de marzo de 2013

Jaaarl!!! (del día)

Sé que no he sabido aprovecharlo ni completa ni satisfactoriamente. Y que mi relación con él ha sido bastante desigual, repleta de largas épocas de absoluto abandono seguidas de otras de un uso más moderado. Sin embargo, en los últimos meses se estaba convirtiendo en una rutina agradable repasar los titulares más importantes en algún ratillo a lo largo del día. Y debe ser que a mi edad empiezan a agradecerse las rutinas. Será por eso que me ha chocado la noticia.

¿De qué hablo? Pues de que después de estar todo el día fuera me he sentado cinco minutos delante del ordenador, he abierto Google Reader y me he tropezado con esto:



Ahora es cuando la casa de estilo oriental empieza a tambalearse mientras DiCaprio sale escopeteado porque la realidad de los últimos diez años, como rezaba Calederón, no ha sido más que un sueño. Y los sueños, sueños son.