Hoy domingo tocaría otra entrega de la fascinante serie dedicada a los jugadores casuales, pero no va a poder ser. Hoy voy a hablar de lo alucinado que estoy con la calidad de mi televisión LCD de 32" y de cómo he descubierto que ya no podré vivir sin la calidad de alta definición que da el Blu-Ray.
Ayer, después de mucho tiempo dejándolo pasar, decidí coger la colección de juegos originales que tenia para la PlayStation 2, junto la consola portátil Nintendo DS y me presenté en la tienda de la franquicia Game del Centro Comercial Siete Palmas. Ya me lo había adelantado un conocido y me lo confirmó el chico de la tienda: "Si aceptas el dinero en vale te pagamos más por tus juegos viejos que en efectivo". Sin pensarlo demasiado, recordando una conversación que mantuve una semana antes con mi padre, le dije "si lo que te traigo supera los 200 € me llevo la Play 3". Pensé, que eso, sumado a los 100 € que ya había sacado en la venta a mi sobrino de la PS2 junto con varios mandos y los micros del Sing Star, bien valía gastar otros 80 € y tener un reproductor Blu-Ray en casa, para comprobar si la calidad es tan buena como decían. Y si no, siempre tendría otra fuente de material para el jugador casual que llevo en mis entrañas, pues ya empiezan a aparecer juegos de la serie Platinum, por debajo de los 30 €, tope que tenía para gastar en un juego de PS2.
La semana anterior, paseando con mi padre, éste me comentó la idea de comprar la PS3 para su casa, porque es un amante del cine y tiene una gran colección de películas en DVD, pensando en ir pasando a Blu-Ray si la calidad de visionado lo merecía. Lo de la PS3, me decía, era porque los reproductores exclusivos son casi tan caros como la consola, y al menos la PS3 la podías conectar en red y escuchar música y ver películas que tuviese en el ordenador, le habían dicho. La experiencia vivida y transmitida por un buen amigo le quitó la idea de la cabeza: hace mucho ruido, le dije. Y acabó la conversación.
Tras veinte minutos esperando a que el dependiente terminase de comprobar que cuido muy bien los discos y que la DS la podía vender como nueva, por el poco uso que tenía y aún conservar el embalaje original, al final obtuve, por una veintena de juegos de la Play 2, más la Nintendo DS y cuatro cartuchos, casi 260 €. Pagando 20 € más (recordemos que ya tenía cien de la venta a mi sobrino) me llevé la PS3. Gasté un poco más, pues obviamente tenía que arrancar con un juego y una película Blu-Ray, que era realmente lo que me atraía, para poder probar el chisme. Sin olvidar el puñetero cable HDMI, que no fue lo que se dice barato. Pero estos gastos los asumo como "fungibles" (vale, vale, es una chorrada).
Al volver a casa no tenía demasiada prisa por probar el aparato, así que no fue hasta llegada la noche que puse, por primera vez en dos años desde que lo compramos, el televisor en alta definición. De hecho en un momento en que no se veía absolutamente nada me recorrió el temor de haberlo jodido al meterle una señal que sus chips ya habían olvidado cómo tratar. Pero no, después de varios cambios visibles de sintonización, acabó apareciendo la resolución máxima admitida. Como el televisor, un Samsung, es HD-Ready sólo llega hasta 1080i. Pero juro por mi madre y sus tetas que se caen con los años, que merece la pena y da una calidad acojonante. Empecé a ver las imágenes de la película con la boca abierta. Pregunté, en voz alta y tono no carente de estupidez por el asombro, "¿mi tele puede dar tanta calidad?". La fuerza de la costumbre, que te hace creer que lo más que puedes conseguir es la calidad DVD.
La película con la que he tenido esta experiencia casi religiosa es Blade Runner, en su versión 'montaje final'. Para ser una obra maestra con un cuarto de siglo, el proceso de remasterización te permite gozar de los poros de la piel de los protagonistas. No me puedo hacer una idea cómo será con películas recientes. Y eso que no es Full-HD (1080p). Tengo ganas de pillar una de acción de estas que tienen una postproducción con procesado digital del bestia. Sospecho que voy a llorar de puro placer. ¿Cuándo sacarán las del señor de los anillos?
Hoy mismo invito a mi padre para que se pase a verla. Lo del ruido debe haberse solucionado en la de 80 GB, porque no se oye nada cuando está encendida. Posiblemente acabe comprándose una yo consiga, con ello, un suministro alternativo de películas en este formato tan maravilloso. También tendré que mentalizarme de la necesidad de retomar las visitas de fin de semana al videoclub para aprovechar el nuevo cacharro. Y esperar a que empiecen a aparecer clásicos por debajo de los 10 €, como pasa ahora con los DVD.
Después de esta experiencia me reafirmo en que la gente puede llegar a ser soberanamente estúpida. Además de por muchos otros motivos, en esta ocasión por el que les empuja a descargarse las películas en mala calidad, con tal de verlas inmediatamente nada más estrenarse. Dicen que la paciencia es una virtud y estoy seguro que la mayoría de la gente carece absolutamente de ella. Es una eterna discusión que he mantenido con los compañeros de trabajo y amigos que me ofrece las películas descargadas de los antros de ese submundo de fechorías que son las redes P2P. ¿Cómo es posible que la gente se gaste una pasta en un plasma de 42", en un home cinema 7.1, y luego se descarguen las películas en calidad screener (término que erróneamente en España se usa para definir las copias grabadas directamente en cine con videocámara, Wikipedia dixit), con una imagen y un sonido que dan tanta pena que piensas seriamente en quitarte la vida después de que tus sentidos hayan sufrido? Usando un símil, poco afortunado tal vez, es como comprarse un Lexus y dedicarse a meterlo cada día por carreteras de cabras. La satisfacción que te podría ofrecer su conducción desaparece tan pronto lo uses para esos caminos. Por ello huyo de estos ofrecimientos como si fuera la peste y no puedo más que pensar que los que se conforman con ésto son unos patéticos cutres con los que deberíamos instaurar la era Soylent Green. Que al menos sus cerebros sirvan para hacer comida.
Si los gilis responsables de las multinacionales, gobiernos y oscuros grupos de recaudación quisieran realmente que la gente no descargase copias de tan mala calidad, se esforzarían no tanto en intentar cambiar el significado de los términos, haciendo aparecer como criminales a la peña que no deja de practicar actividades amparadas legalmente, y se dedicarían a mostrar lo que realmente se están perdiendo por no elegir la mejor de las posibles reproducciones. ¿O será que, con esa doble moral que tienen todos los grupos empresariales, realmente quieren que continuen las descargas para poder obtener beneficios, con el llanto y la pataleta, de difícil seguimiento contable y en base a conceptos de honor retribuible o similares? Al final todo se acaba sabiendo.
Mi consejo para el día de hoy, último del mes ocho del año ocho, es que dejes de hacer ya el gilipollas, descargando películas de las redes P2P, sean estas en DVDRip, DVDScreener, TS-Screener o Screner, especialmente las últimas, y busques las formas de conseguir un grupo de amigos que compren películas en formato de alta calidad y con el que intercambiarlas. O te acercas una vez a la semana al videoclub. Haz algo mínimamente inteligente, que el futuro de la raza humana puede depender de tus genes.
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