martes, 10 de enero de 2012

'Dioses menores'

Ya puestos a retomar la colección de Mundodisco [@ Wikipedia], y dado que la lectura del libro anterior consiguió con creces su objetivo, distraerme, decidí dar una nueva oportunidad a la serie pasando a leer la siguiente novela, siempre por orden de publicación original, que se corresponde con la décimo tercera (o doce más uno, como le gusta ordenar las cosas a los supersticiosos), y cuyo título es 'Dioses menores'.

Si hay una cosa que queda más o menos patente a lo largo de la lectura de las novelas de Terry Pratchett —o al menos eso es lo que parece— es que tiene una visión un pelín crítica y particular sobre la religión. En particular sobre el talante fundamentalista de algunos religiosos. Y 'Dioses menores' va, precisamente, sobre el uso y abuso del nombre de cualquier dios como mecanismo que sustente el poder y las ambiciones personales. En los tejemanejes de un sacerdote hambriento de poder, que recurre a los fundamentos de la religión, comportándose como un talibán —en algún momento le viene a uno a la cabeza el ilustre, excelentísimo e inmortalmente famoso, a la par que hijo de puta extremista y celoso, Torquemada [1]—, siempre explotando el miedo ajeno, se encontrará el protagonista, de nombre Brutha, un poco lento en la captura de conceptos, pero con una memoria elefantiaca, intentando salir más o menos entero de las diferentes aventuras en las que se verá embarcado y todo para permitir que la reencarnación quelónica del antaño dios mayor Om alcance indemne su próximo nivel existencial, el que le corresponde por derecho propio.

Con este planteamiento, tan resumido, uno podría pensar que la novela, ambientada en un universo tan particular como es un mundo plano, a hombros de elefantes y llevados por el cosmos por una tortuga de dimensiones planetarias, no sería más que otra de esas novelas de fantasía zurda, que es lo que parece cada uno de los libros del autor, con no más que algún toque de humor esparcido por aquí y por allí. Nada más allá de la realidad. El libro es una crítica magnífica, descarnada, mordaz y bien narrada, siempre con unas buenas dosis de humor negro y rezumante sarcasmo, sobre las religiones, los religiosos y las formas de poder sustentadas por la superstición y los miedos místicos a entidades superiores; y en este caso a la exquisición, forma mundana con la que los representantes de los dioses en la Tierra velan por el respeto a la fe y los mandamientos y cuyo éxito comercial se descubre en las puestas a punto y los tuneos realizadas con —y sobre— los herejes, lo sean o no pero en todo caso enemigos del discurso reinante, con toda suerte de mecanismos y técnicas de tortura. Salvo por la primera parte, que resultó un tanto aburrido en su arranque, el libro es magnífico hasta su desenlace. Repito y remarco en negrita: Magnífico.

    —Aquí dice que subió a un barco que puso rumbo hacia una isla en el límite y que miró por el borde y…
    —Mentiras —dijo Vorbis sin inmutarse—. Y aunque no lo fuesen daría igual. La verdad está dentro, no fuera. En las palabras del Gran Dios Om, tal como fueron transmitidas por sus profetas elegidos. Nuestros ojos pueden engañarnos, pero nuestro Dios nunca nos engañará.
    —Pero…
    Vorbis miró a Fri'it. El general estaba sudando.

Dentro del universo de Mundodisco existen varias tramas o arcos argumentales compuestos por varias novelas. Las historias de los magos, las brujas, la muerte y la guardia de la ciudad son los casos, hasta el momento, principales. También hay algunas novelas sueltas, como 'Pirómides', ya comentada por aquí [mi reseña], y ésta. Aprovechando lo absurdo como contexto, e indistintamente a que no guarde relación con personajes y hechos anteriores, 'Dioses menores' encaja perfectamente en este universo, pero por la profundidad de su crítica, bien podría ser narrada dentro de cualquier universo y contexto. Dicho de otra forma, esta novela merece la pena ser leída, indistintamente se haya leído antes, o no, algo de Terry Pratchett, o que se tenga intención de leer nada más después de acabarla. Es una novela, para mi gusto, que cae directamente en la categoría de los must read, y cuya crítica certera se puede aprovechar también, o especialmente, para nuestra actualidad cotidiana o, al menos, para nuestro pasado no tan lejano.

Lo dicho, un must read. Y fin del comentario sobre el libro.

Para finalizar, un apunte anecdótico. Comenté hace tiempo que con la colección de libros regalaron tres láminas. Cada una con la ilustración utilizada en alguno de los volúmenes como portada. La tercera, última y, quizás —al menos para mi gusto— la mejor, se corresponde con la portada de esta novela. Como en todos los casos, representa una idea general, centrándose en un momento álgido, de la historia.



[1] No en vano se le atribuyen, bajo su mandato, la friolera cantidad de diez mil barbacoas humanas y veintisiete mil homínidos convertidos en despojos tras pasar por su taller de ajustes, bajo el auspicio de la Santa Inquisición [@ Wikipedia].

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