Sé que es tremendamente inmodesto por mi parte, pero me siento bien por ello: al final han seleccionado la foto de Place des Vosges.
La fotografía me atrajo desde pequeño, cuando veía a mi padre con un trasto pegado a la cara meditando los parámetros de la fotografía. Y luego las largas horas metido en el cuarto oscuro revelando y ampliando, horas que compartí muchas veces con él, estorbando más que ayudando. Desde entonces he intentado practicar esto de la fotografía con mejor o peor resultado (generalmente pero que mejor) y nunca he terminado de encontrar el género o estilo fotográfico en el que me sienta a gusto. En broma siempre digo que soy un fotógrafo de desnudo femenino fracasado antes de comenzar, pero en realidad no me atrae demasiado esta temática. Durante un tiempo, hace ya mucho, quise ser fotógrafo de guerra. Me atraía la idea romántica de ayudar a entender los horrores de lo que pasa por el Mundo, cuando todos miran para otro lado preocupándose de si van a poder irse de vacaciones a Orlando o si se tendrán que conformar con otra quincena en el sur, en un apartamento. Aunque después de meditarlo mucho tampoco me veía pasando las penurias que sufren los reporteros en los conflictos y decidí mirar también para otro lado. En mi caso a la que era en ese entonces mi novia y ahora mi esposa.
Creo que he intentado acercarme a cada género. Al menos a aquellos en los que contaba con materia prima (no he encontrado chicas que quieran desnudarse en mi presencia; al menos para ser fotografiadas) o herramientas (¿alguien ha intentado hacer microfotografía sin microscopio?). Pero nunca termino de encontrar en ellos el grado de satisfacción que puede encontrar, por ejemplo, el Doctor Frikosal en sus espléndidas macrofotografías de bichos variados. Y es que lo mío no es tanto el control de la técnica, como el inmortalizar instantes.
Así que, tras mucho probar y mucho fotografiar, al final creo que lo que realmente me gusta es retratar a gente en sus quehaceres. Eso y la fotografía de ciudades y paisajes, aunque los paisajes mucho menos. El problema con fotografiar gente es que soy muy tímido y no me gusta fotografiar a nadie que no conozca, y tampoco pido permiso. Y a la familia ya estoy cansado de fotografiarla. Así que me queda fotografiar ciudades, pero para eso me temo que no tengo tanto dinero como para estar viajando constantemente desde Gran Canaria, que moverte a cualquier parte del Mundo te sale más caro.
Creo que voy a vender mi equipo fotográfico y dedicarme a otra cosa, me digo muchas veces. Suerte que cosas como que usen tus fotos para promocionar o presentar sitios ayuda a que no cometa tremenda estupidez. Es cuestión de seguir probando.
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