Hace unos días cayó en mis manos (aunque mejor debiera decir en mi iTunes) un disco de título "Piano Tribute to Pink Floyd". Como soy seguidor de la banda y amante irredento de los pianistas (al menos de los buenos) de jazz no pude resistirme y lo pasé a mi avejentado iPod.
Esto de los tributos tiene guasa. Escuchas la composición de alguien, pero rematada (y tiene doble sentido ese "re-matada") por otro. Pero, como el hiperrealismo, para mí no es arte, es técnica. A veces cuela, o aporta, y otras veces no. En este caso, el disco que comento, cae en el segundo grupo. Y los que pertenecen a este grupo, usando un símil contundente y de mal gusto, practican lo mismo que hacen las prostitutas con el amor: te cobran por quince minutos de amor, pero sales oliendo a puta, con menos dinero y con la acentuada sensación de que eso no es "amor del bueno" (me remito a la extensa literatura que hay al respecto).
En conclusión, un disco sin propósito adicional al de querer demostrar que un tipo sabe tocar el piano y que adapta, con mejor o peor suerte, temas legendarios de Pink Floyd con un toque de jazz (o así lo vende). Recomendado para los que gusten de este tipo de recopilaciones, para los incondicionales del piano, o para los que se lanzan a adquirir cualquier producto reflejo de la prostitución generalizada de la música legendaria. Para el resto, que deje la mula (o equivalente) descargando otra cosa.
Por cierto, revisando las atrocidades que haya cometido esta gente, tropecé con otro tributo (realmente reinciden y tienen unos cuantos). En este caso a Iron Maiden. Las ganas que tengo de pillarlo a ver qué demonios han hecho con la banda de heavy metal. Ya contaré.
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