martes, 6 de abril de 2010

'Firmin'

Hace unos días iniciaba mi reseña de 'El mundo' quejándome de cómo ignorábamos algunos libros por más que se nos pusieran delante en las librerías. Sin embargo, una suerte de efecto contrario también se presenta muchas veces. Hay libros que te atraen poderosamente pero que, por algún motivo que aún no consigo identificar, no terminas de decidirte a comprarlos. 'Firmin' es el ejemplo más claro. Habré estado unas veinte veces, si no más, con él en la mano para llevármelo. Me leí varias veces la reseña de la contraportada. Tuve incluso el dinero en la mano para comprarlo cuando lo vi expuesto en el dispensador de Príncipe Pío. Hasta que en una de las visitas a La Casa del Libro dije «vale ya» y lo compré.

Y estoy encantado de haberlo hecho. El texto de Sam Savage tiene un arranque prodigioso. Fulgurante. Un comienzo tan electrizante que aturde y engancha. Tal vez premonitorio de lo que has de esperar del resto del libro. Y el resto resulta muy entretenido de leer. Es un buen libro.

'Firmin' es un libro de libros. Una historia de historias. Pues en la autobiografía de la rata protagonista, van paseando ante nosotros las historias de aquellos libros que prodigiosamente alcanza a leer y a entender. Es un libro culto y de prosa rica en vocabulario sin que por ello llegue a pecar de pedantería insustancial. Es un canto al placer de leer y al camino que uno puede andar en compañía de libros, amigos silenciosos y siempre dispuestos a abrirse para entregarse completamente a aquel que los trate con mimo y cariño. Es, a todas luces, un libro enriquecido y enriquecedor por la cultura que destila el autor en sus páginas. Cultura hecha palabras con las que uno sueña los lugares, los rincones y los libros a los que se refiere. Es un libro emocional y emotivo que se disfruta con la mente y el corazón.

[…] Era mágico. Anhelaba presentarme ante ella como un suplicante, llevando en la mano una rosa sin tallo, y colocar humildemente el capullo en el arriate de su ombligo, como una ofrenda. Pero supongo que tanta emoción, tanta ansia, eran demasiado enormes para un cuerpo tan pequeño como el mío, y aquellas noches, durante el camino de regreso a mi polvoriento cuchitril del techo de la librería, me agarraba unas depresiones terribles. Malo es el amor no correspondido; pero lo que verdaderamente puede hundirlo a uno es el amor no correspondible.

Para mi gusto un libro harto recomendable, de esos que caen por carácter, por su historia tan bien contada, y por ese sabor tragicómico que arrastra durante toda la narración, en la exquisita familia de libros must read. Libro para disfrutar sólo. Y también en compañía.

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