miércoles, 2 de marzo de 2011

'La proporción áurea'

En el primer día de la visita a Sevilla [1], tropecé con uno de esos quioscos de prensa que tienen todas las grandes ciudades repartidos por sus aceras. Como en Las Palmas no abundan —de hecho ahora mismo soy incapaz de recordar ninguno—, tropezármelos siempre atrae mi mirada [2]. En esa ocasión inmediatamente identifiqué la palabra «Matemático» —debo tener algún trauma infantil al respecto que antes de darme cuenta ya he leído palabras como «metemáticas», «científico», etcétera, etcétera, etcétera— y me lancé a mirar de qué se trataba con mayor detalle. Mi visita a Sevilla coincidía con el lanzamiento de la serie 'Mundo Matemático' editada por RBA. Sin meditarlo mucho compré allí mismo el primer volumen y, al llegar al hotel, formalicé mi suscripción por Internet. Al poco me llamaban para decirme que por motivos de calidad en la impresión cancelaban la colección hasta nuevo aviso. Meses después se ponían nuevamente en contacto para decirme que relanzaban la colección, por si estaba interesado en reanudarla. Como en aquella primera ocasión, no lo dudé demasiado.

Ahora mismo hará dos años del viaje a Sevilla y en unos meses concluirá el ciclo por el que recibo dos libros cada mes. Decía lo de casi dos años porque es lo que he tardado en leer el primero. No tengo perdón, pero ya he comentado muchas veces por aquí que soy de compra compulsiva en cuanto a libros y que entran en mis estanterías más de los que leo y, posteriormente, salen. Para sufrimiento en silencio de mi infinitamente paciente mujer [Mis ratos en la cocina]. Pero es que yo soy así y qué le vamos a hacer si tonto me han parido. El caso es que no sé a qué problema de impresión se referían. La nueva edición, que ahora lleva en la portada «El mundo es matemático», además de ser de un tamaño menor, sí llevan el nombre del autor de cada libro en el lomo. Tal vez fuera esto, pero el formato del primero me gusta más que los nuevos. Eso sí, tiene mucho margen en las páginas que no deja de ser papel desperdiciado. Por cierto, el papel también parece de mejor calidad en el primer intento. Sospecho que lo que la editorial quería decir era que tenía menor margen de beneficio. Pero no es mi intención discutir sobre el cálculo del beneficio ni de las matemáticas financieras de la editorial.

Esto no es una novela, así que no tengo que controlarme a la hora de hablar sobre el argumento para no desvelar parte —y no hay mucho peligro si lo hago—. Aunque tampoco hay mucho que contar que no sea un resumido, y para mí apasionante, viaje por la historia de uno de los miles de afluentes que alimentan las Matemáticas y de las curiosas relaciones que hay entre Naturaleza y Arte, por ejemplo, con el número Φ (fi) [3], denominado así en honor al arquitecto griego Fidias (tal como lo cuenta el propio libro), y también conocido como número de oro o proporción áurea. Incluso dentro de las propias Matemáticas se encuentran relaciones con la proporción áurea dentro de la Geometría —de hecho principalmente con ésta— o los Fractales, por poner algunos ejemplos. De hecho, tal como indica el texto, la relación entre los lados de una tarjeta de crédito, de cualquiera porque todas tienen las mismas dimensiones, dan como resultado el número de oro; se trata de un rectángulo áureo. Pero el número de oro tiene también particularidades casi únicas consigo mismo y relaciones estrechas con una de las sucesiones más famosas de los ejercicios de recursividad en Informática: la Sucesión de Fibonacci [4].

[…] Si alejamos nuestra mirada de los trabajos del hombre y la posamos en la naturaleza que nos rodea, también allí nos espera, enigmática y sonriente, la proporción áurea. El crecimiento de muchos seres vivos sigue las pautas marcadas por ella, e incluso los fractales, unos recién llegados al universo de la ciencia, exhiben propiedades que los vinculan con la divina proporción.

Obviamente es un libro que gustará a aquellos que, de por sí, ya tengan cierto gusto por las Matemáticas. Es mi caso. O de aquellos que, sintiendo gusto por la Historia de la Ciencia, aprecien una suave aproximación a la influencia de un número tan particular en diferentes momentos de la Historia. El recorrido, que huye de profundizar en exceso en aspectos complicados y aburridos que se suelen relacionar con la materia, cuenta buena cantidad de anécdotas y se para a detallar algunos aspectos de la biografía de algunos de los personajes que elevaron a grado de divino el número Φ, o de las particularidades puntuales de algunos aspectos de las curiosas relaciones que tiene con otras doctrinas. Es, en resumen, un libro de lectura amena y recomendada, cuyas apenas ciento cuarenta páginas son buena compañía para cualquiera que, como decía al principio de este párrafo, aprecien en su digna medida los distintos cauces que ha tomado el conocimiento humano. O que símplemente tenga curiosidad por saber qué proporciones son las consideradas perfectas en la figura humana, por poner uno de muchos ejemplos.


[1] Hay tres entradas en el blog al respecto. La primera: 'Unos días por Sevilla'. Las otras dos entradas son 'Sevilla. Dormir y comer' y 'Sevilla en números'.
[2] Hay una cosa que me encanta de las ciudades culturalmente avanzadas. Al menos las que yo he visitado, que son muy pocas. En todas hay muchos quioscos de prensa en la calle. Disfruto del hecho de pasear por la zona centro de Madrid, sobretodo por Gran Vía, y ver cada dos por tres un quiosco repleto de revistas y periódicos. Siempre son los mismos periódicos y las mismas revistas, pero siempre me quedo mirando a ver si hay alguna cosa distinta al que acabo de dejar atrás.
[3] En la entrada de la Wikipedia relativa al número áureo, http://es.wikipedia.org/wiki/Número_áureo, hay un buen resumen de todo lo que se pueda relacionar de diferentes ramas de conocimiento con la proporción áurea.
[4] En particular en Algoritmia, cuando se introduce el concepto de función recursiva, al final acaba uno implementando el cálculo del factorial de cualquier número y el cálculo de cualquier término de la Sucesión de Fibonacci (http://es.wikipedia.org/wiki/Sucesión_de_Fibonacci).

3 comentarios:

Luis dijo...

Para refrescarte la memoria, en Las Palmas creo recordar al menos tres kioskos, que no son muchos, Parque Santa Catalina, Plaza Las Ranas, y la Plaza que hay al principio de Tomás Morales, frente al edificio de oficinas "Anexas" del Cabildo.

Aunque para ser sinceros no estoy seguro que el de La Plaza de Las Ranas venda prensa, antes si, incluso partituras, ahora no recuerdo si lo han convertido a bareto.

Uno+Cero dijo...

¡Gracias, Luis! Cierto que en Santa Catalina hay unos cuantos. O los había. Todos agrupados en el centro. No suelo ir mucho por ahí y no los suelo tener presente.

¿Aún existe el de la Plaza que hay al comienzo de la calle Tomás Morales cuando sales de Bravo Murillo? En mis años de instituto pasaba a diario por ahí y sí, estaba, pero juraría que desapareció. Tampoco estoy seguro que el de la Plaza de Las Ranas perdure. Ahí llegué yo a comprar varias veces la Investigación y Ciencia, cuando aún la compraba.

Además de los mencionados (y algunos supuestamente desaparecidos) creo que llegaron a poner uno en Mesa y López (¿seguirá?) y otro en la entrada del Hospital Doctor Negrín.

En mis primeras visitas a Santa Cruz también llegué a ver alguno, aunque recientemente no he vuelto a tropezarme ninguno cuando he paseado por la capital de la isla de enfrente.

En cualquier caso, aquí no hay ni por aproximación la cantidad tan enorme y con tanta variedad de prensa y publicaciones como los que hay en Madrid. Los que vi por Sevilla se parecían más a los de la capital del reino que a los que podrías encontrar aquí.

Luis dijo...

El de la plaza las ranas sigue, pero no tengo claro si es kiosko u otra cosa.

El de Tomás Morales sigue abierto.

El del Negrín no lo recordaba, pero me da que es más un puesto de chuches que de revistas, aunque no lo tengo claro.