A veces resulta curioso lo que pasa con un libro. Yo leí la versión electrónica del mismo, obtenida por vías poco lícitas aunque aún legales —Ley Sinde mediante—, pero sabía que una copia en papel y comprada unas semanas antes para regalar a la que me trajo al mundo venía en camino. Sin embargo, antes de recibir esa copia, cuando ya tocaba la puerta como quien dice, resultó que mi padre se presentó con el libro bajo el brazo y me lo regaló tras leérselo; sin saber que había otro ejemplar circulando por las manos de los miembros del clan. Lo había comprado porque —se nota que soy fiel heredero de su espíritu— el título le había resultado atractivo. El mismo motivo por el que se le había regalado a mi madre en su momento. Acababa de leerme la versión electrónica por impaciente, rayando incluso la ilegalidad, y resultó que atropelladamente llegaron dos copias en papel. ¿Será cosa del karma?
'Maldito karma' es una novela que se lee en un santiamén, porque resulta grata y a veces genialmente entretenida, y en la que, como si de un videojuego se tratara, el personaje principal de la trama va perdiendo vidas y reiniciando la partida tras cada fallo mortal. No faltarán las situaciones completamente absurdas, de las que me reconozco especialmente adicto, y que consiguen que el libro mantenga el tono y calidez durante la casi totalidad de sus páginas. De ahí que se trate de una novela que enganche. Conjuntamente a este último hecho, está que su prosa es ligera facilitando una inmersión cognoscitiva completa en la narración. O sea, proceso de abstracción del entorno que resulta de —o se consigue gracias a— un lenguaje asequible sin exceso de florituras. Funcional y práctico, sería en esencia. Casi periodístico (pero del periodismo bueno).
Me miraron de nuevo un instante con la mirada vacía y prosiguieron con su trabajo. Como yo no era su comandante ni mucho menos su reina, mis advertencias les importaban tres pitos. Ocurría lo mismo que en las grandes empresas: el sano juicio se estrellaba en la jerarquía interna.
Cuando alguien coge un libro puede andar buscando en él diferentes cosas. Tal vez un instrumento de aprendizaje e instrucción. Tal vez un amigo fiel con el que abrirse y compartir intimidades, pues el reflejo de las emociones de lo que leemos convierte al libro, en principio objeto pasivo de un acto en sí sosegado, en un activo de nosotros mismos. O tal vez se busque un simple pasatiempo de una noche (si se lee muy rápido) y que se olvida en cualquier rincón o estantería tan pronto llega el alba. 'Maldito karma' no es ni lo uno. Se trata de un buen compañero de camino con el que pasar unas horas divertidas y que, sin llegar a dar gracias al cielo el haberlo encontrado, sí perdurará alegremente en la memoria durante un tiempo. No en vano lleva una jartá de ejemplares vendidos en la tierra de su lengua materna y que, allí donde llega traducido, cosecha similar éxito. 'Maldito karma' no es una novela que te cambiará la vida, pero desde luego te la hará más llevadera unas horas. Libro recomendado.
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