Ayer estuve tentado de escribir la
típica historia resumiendo y contando cómo había sido mi 2008. Lo que todo bloguero 'de pro' haría, vamos. Sin embargo, como yo no soy un bloguero de ese tipo, y dudo que de cualquier otro, preferí dejarme vencer por la vagancia y me dediqué a cosas -de esas que diría mi madre- más 'productivas'. En el fondo tampoco es que tenga gran cosa que contar. Ha sido un año más. Uno de los treinta y seis que ya llevo a cuestas. Momentos buenos, momentos malos, momentos regulares, gente que viene, gente que se va, gente que reencuentras, gente que ya no volverá, trabajo, más trabajo, menos trabajo, cosas que preferiría no haber hecho o dicho, cosas que repetiría hacer o decir en mil reencarnaciones, pareja, casa, amigos, familia, tristeza, alegría, estrés, tranquilidad, experiencias novedosas, experiencias repetidas, etc., etc., etc.
Así que, en lugar de ponerme a mirar hacia atrás, decidí enfocar el año mirando hacia delante, y el día de hoy ha sido un buen día. Casi un reflejo de lo que espero que sea, en general, el año que se avecina. Creo que mi primer día del año ha sido bueno, muy bueno. Lo empecé tras las campanadas, masticando las pipas y los restos de piel de las 'uvas de la suerte', como hizo la mayor parte del reino. En nuestro caso, el de mi mujer y mío, con el pijama puesto y tras cenar un bocadillo de pechuga con tomate. Quisimos una celebración tranquila y la tuvimos. En casa y sin demasiadas complicaciones, sin demasiado que recoger después. Ha sido distinto y ambos creemos que este formato de celebración será el primero de muchas noches similares. Hay otros trescientos sesenta y cuatro días para cenar de forma 'especial'.
Tras las uvas y un poco de zapping, pronto nos fuimos a la cama a descansar.
Levantado temprano, sobre las seis, me puse a revisar las fotografías del
fin de semana que fuimos al Loro Parque en 2006, que las había subido a la cuenta de Flickr hacía muchísimo y aún no las había revisado, para publicar -o hacer públicas- las que no estuvieran demasiado mal. Aún quedan unas doscientas por revisar. Uno de mis votos para este año que empieza es ponerme al día con las fotografías que tengo sin procesar (diría que más de un año, creo que casi dos). A veces creo que fue un error lanzarme al uso exclusivo del formato RAW. El segundo propósito es declarar mi intención de adentrarme y adquirir maestria en las oscuras artes de la edición digital, que tendrá que ser con
GIMP, porque no me voy a gastar ni un duro en Photoshop, por cierto.
Mi mujer seguía durmiendo y quise acurrucarme a su lado otro rato, cansado de revisar tanta imagen de delfines, orcas, focas y simios. Hasta la fecha una de las mejores cosas que me han sucedido es casarme con ella. A finales de 2009 hará once años que estamos juntos. Me gusta sentir su calor cuando duerme y escucharla respirar tranquila. Es de esas pequeñas cosas sencillas que no se echan de menos hasta que faltan. Ese es otro de mis votos para el 2009, seguir disfrutando de su compañía un año más. Para lo bueno y para lo malo.
Nos levantamos tarde y nos fuimos con mi hermana y mi cuñado a pasear por Las Canteras. A visitar el belén de arena de este año y a disfrutar del Sol en nuestros cuerpos. Otro voto: disfrutar más de amigos y familiares, quedar más con ellos y retomar amistades viejas, siempre que sea posible.
Mientras esperábamos para coger la guagua, me encontré que un vecino del barrio había querido dar un paso más allá en la ornamentación de fachadas por estas fechas y había colgado un paño con la representación del nacimiento de Jesús. Un toque diferente a tanto Papá Noel colgado de tantas fachadas. Algo que ya aburre. No pude resistirlo y saqué, con este motivo, la primera foto del 2009 tomada con mi maltratada D200. Otro voto: cuidar mejor el equipo que tengo.
Preferimos ir en guagua porque de esa forma íbamos más relajados y no tendríamos que sufrir la búsqueda de aparcamiento en la calle, o la usura de los propietarios de los aparcamientos privados. Pero iba pensando en que ya iba siendo hora de sacarme el carné. Otro voto para este año. Que sí, que sí, que va en serio. Éste año será el definitivo. Lo creo firmemente.
El día estaba espléndido. Treinta grados marcaban algunos de los paneles horarios y termómetros que hay en el paseo de la playa. Otros
simplemente veinticuatro. Da gusto empezar un día uno de enero viendo gente en la playa tomando el Sol.
Paseamos por el belén de arena tropezando con mucha gente a la que pareció no afectarle la resaca de anoche. Es de admirar el trabajo que hacen cada año con la arena. Aunque no soy muy amante de las representaciones cristianas, o de las alegorías al nacimiento de dios, reconozco que el trabajo realizado con la arena este año es digno de mención y disfrute visual.
Tras recorrernos el paseo de la playa de extremo a extremo y buscar un buen restaurante de carne donde almorzar, acabamos dándonos un homenaje en
El Churrasco de la calle Olof Palme. Restaurante de aspecto lujoso especializado en carnes de supuesto origen argentino. A gloria me supo el primer almuerzo del año, acompañado con una botella de exquisito
Protos. Disfrutar de ese vino me recordó un tiempo en que quería aprender a distinguirlos y conocerlos mejor. ¿Otro posible voto para este año? Este no lo creo. El que sí que quiero cumplir es el de aprender a cocinar bien. Y no esos platos típicos que preparo cuando me pongo a ello. No me importaría ser capaz de preparar algunos de los exquisitos platos que se ofrecen en ese restaurante.
Disfrutando el puntito borracho que da beber un buen vino con una opípara comida, me permití el lujo de la siesta. Tras volver a casa, claro.
Al levantarme pasé un rato en el salón con mi mujer, viendo la tele y pensando en lo que me gustan los juegos de mesa. Y en la cantidad de tiempo que hace que no echo una buena partida a un buen juego de mesa. O hago un puzzle. En casa de mi madre creo que queda alguno de los que llegué a tener. Tendré que pasar a mirar un día de estos. Ahí tengo otro voto para este año. Solo queda encontrar gente a la que le gusten los juegos de mesa y hueco (una mesa grande) para hacer puzzles de no menos de 2000 piezas. Pero lo solucionaré. Tengo doce meses por delante para eso.
Con ganas de leer algo me dediqué a adelantar unas páginas en otra de las desventuras de
Rincewind en '
Rechicero'. Y tras algo de narrativa, me pasé a la lectura más técnica. No sin antes pasear por mi
fuente en el ciberespacio de libros en formato PDF y CHM. ¿No la conocías? Ahí va mi regalo para este año. Se hace más agradable revisar la cantidad de libros que hay instalando (y configurando) algún
plug-in de bloqueo para tu
navegador favorito. Como el
Adblock Plus, sin el que no podría vivir.
Reconozco que me puede el coleccionar libros técnicos, principalmente. Hacerlo en formato electrónico es reciente, pero ya empecé desde hace mucho tiempo. Cuando aún estaba en el instituto. Recuerdo comprar una caja de libros que iban a desechar de una biblioteca por poco más de mil pesetas (6 €). Había libros de todo tipo y muy viejos. Unos cuarenta. La mayoría eran libros técnicos de una editorial mexicana editados a finales de los sesenta y principios de los setenta. Algunos no los llegué abrir en la vida. Como los dos tomos de '
Medicina y medidas físicas', que debe seguir en algunas de las estanterías de casa de mi madre. En formato electrónico tengo varios DVD's llenos de libros. Simplemente no lo puedo evitar. Cuando doy con una fuente de este tipo de material la
seco, llevándome todo lo que puedo.
No sé si tiene que ver con mi constante deseo de aprender y mi curiosidad por leer cosas de diferentes materias, pero reflexionando recientemente sobre ello creo que este año retomaré estudios de 'algo'. Aún no tengo decidido el qué. Lo que sí tengo claro es que lo de
Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales es un rollo. Estuvo curioso y no obtuve mala nota al final del curso en línea, tras hacer los exámenes obligatorios (un 92%), pero no creo que me presente al examen presencial en marzo para obtener el título. Simplemente no me veo trabajando en eso. Ahí va otro propósito: estudiar algo nuevo.
Después de descargar otra veintena de libros de diversas materias, que solo ojearé y poco más, me he dedicado un rato a retocar las fotografías tomadas hoy. Hay miles de meses atrás pendientes de semejante deferencia por mi parte, pero hoy quería acompañar la entrada de la bitácora con las tomadas en el primer día de 2009. Así que me he descargado la versión de prueba de
Lightroom y he estado jugueteando un rato con él. No termina de convencerme. Sigo prefiriendo el
Capture NX y sus
control points, pero ya caducó el período de prueba hace tiempo (uno de los motivos por los que no he publicado nada en Flickr desde hace tiempo). Dicen que el
Aperture también ofrece control fino sobre puntos concretos. Tendré que (com)probarlo. Cuando caduque el período de prueba del Lightroom, supongo.
Son casi las doce de la noche del primer día de 2009 y tan pronto le de al botón de publicar la entrada me iré a la cama a leer. Mi mujer se acostó hace un rato ya. No se encontraba muy bien. A ella no le ha sentado tan bien como a mí la entrada de año, parece, y voy a acompañarla. Y a disfrutar de la lectura en la cama, otra de mis pasiones.
En resumen, ha sido un buen día. Como fueron muchos de los días de 2008, y como lo serán muchos de 2009. Tal vez el prólogo de un buen año, dirían algunos. Pero solo un tonto creería que las cosas estan predestinadas. Así que ya veremos cómo se van escribiendo los días venideros.
Lo sucedido hoy me ha permitido adelantar algunas de las cosas que me gustaría hacer en los próximos meses. A modo de votos o propósitos. Pero es solo el principio. Durante los próximos trescientos sesenta y cuatro días de este año cambiaré mil veces de ideas y de proyectos personales, algunas intenciones serán abandonadas y algunas retomadas. Otras aparecerán, sin más. Aunque lo único cierto es que espero que el resultante de este año que empezó hoy sea tan bueno o mejor que el de 2008. Pero el tiempo dirá.
Feliz Año 2009. A todos.