En esta ocasión, empezando en la ya históricamente céntrica Ankh-Morpork, la parte importante de la historia —y su desenlace— se desarrollará en un país que, por costumbres, ceremonias y creencias se parecerá mucho al Egipto que ocupa nuestras fantasías aventureras, y al que hay que visitar para disfrutar de muchas ruinas con milenios de antigüedad, y para sufrir a mucho vendedor intentándote vender hasta los pantalones. A poder ser los tuyos.
'Pirómides', tal es el título de la entrega en cuestión, presenta, en su comienzo, las particularidades de los exámenes que han de pasar los aspirantes del gremio de asesinos. Pruebas que habrá de superar con vida el protagonista, heredero del reino que, pareciéndose tanto al Egipto de los faraones, se llamará Djelibeibi en la novela. Un país donde se rinde culto a la momificación, a las divinidades con cabezas de animales, a la construcción de pirámides y donde el medio de transporte más adecuado para adentrarse en las dunas del desierto parece ser el camello. Animal que, por cierto, demuestra una inteligencia y conocimiento del tiempo, el espacio y el hiperespacio que amedrentaría a la mente más desarrollada de este lado de la realidad si tuviera que competir en un examen a vida y muerte.
Ptraci pareció meditar en lo que acababa de explicarle.
—Y a eso se le llama mocracia, ¿verdad?
—Bueno, ellos fueron los que la inventaron, ¿sabes? —respondió Teppic con la vaga sensación de que estaba obligado a defenderla.
—Apuesto a que han tenido graves problemas para exportarla —dijo Ptraci con firmeza.
Amén de todas las peripecias vividas en el país del que es oriundo el protagonista, en una de estas se tiene que adentrar en el reino de Efebia, que mira por donde, se parece mucho a la Grecia de los libros de texto. Al menos hasta que se tropieza con la forma tan especial que tienen los filósofos y grandes pensadores del lugar en demostrar sus teorías y paradojas, en las que una pobre tortuga se verá involucrada como sujeto involuntario del experimento.
No me cansaré de repetir que lo genial de Pratchett no es —y sospecho que nunca lo será— su prosa. Es la forma tan única de «romper» nuestros atajos mentales. Esa forma en la que no meditamos lo que nos cuentan y esperamos que todo se comporte tal como nuestro cerebro se ha acostumbrado que deben comporte y ser las cosas. Así, nos sorprende que la momificación no tenga el resultado que se espera para los difuntos. O que las pirámides de tamaño desmesurado supongan un riesgo para el continuo espacio-tiempo. Pratchett juega con todo ello y consigue que pases buena parte del tiempo preguntándote qué otra idea preconcebida, qué otra inercia mental, qué otro prejuicio, al fin y al cabo, te va a trastocar. Siempre resulta estimulante. Pero, además, como le da la vuelta a todo, consigue que te rías de las situaciones en las que se involucran los personajes.
De momento una de las mejores novelas de Mundodisco. Única porque no sigue ningún arco argumental. Al menos que yo sepa. Novela en la que podrás aprender lo que se sufre siendo una momia que no recuerda haber pedido ser momoficada. En la que se cuestiona el esfuerzo por modernizar y cambiar la mentalidad de un pueblo acostumbrado a reyes-dioses y que no tiene muchas ganas de novedades. Un libro en el que se aprende lo que se sufre siendo un humilde constructor de pirámides intentando deshacerse del excedente de esculturas de un dios. En el que se alerta de los peligros que supone jugar con las geometrías de las pirámides. Y, sobre todo, un texto que nos acercará a lo que rumia un camello dentro de su sesera y cuyo nombre es acertadamente Maldito Bastardo. Resulta, en definitiva, una novela que independientemente del apego que le tengas a la obra de Terry Pratchett no se debería perder la oportunidad de leer. Como digo al principio de este párrafo, de las mejores que he leído de la saga hasta el momento.
2 comentarios:
Pués a mi no me pareció muy buena, tal vesz porque fue la primera que leí fuera de la saga de Ricewind y no me lo esperaba, no sabía que existían otras novelas.
Aunque he leído alguna novela de la serie que viene después de esta, había optado por comentarlas en orden. Esta es la séptima. Cierto que todas las anteriores resultan muy entretenidas. Pero ya se va perfilando el común denominador de las diferentes sagas (salvo, tal vez, la de La Muerte, que aún la estoy empezando). Precisamente por diferente esta me gustó mucho. Ya digo que no es una obra maestra de la literatura. Pero comparada con las seis anteriores, creo que es destacable.
Pero para gustos...
Publicar un comentario