«Tienes que echarlo todo para fuera. ¡Escríbelo!» Así me incitaba una persona que conocí en un foro en el peor momento que recuerdo de toda mi vida profesional (que entonces ya iba para 14 años). Ni familiares ni amigos, siquiera mi mujer, conseguían entender por lo que estaba pasando; más bien parecía que me caía un chaparrón de recriminación. Sólo se me ocurre el símil del viejo león enjaulado al que le enseñan la sabana, pero que no puede correr libremente. Estaba abotargado, anulado y superado por las circunstancias y las obligaciones. Y tenía que explotar. «Mejor escribir barbaridades que llegar un día a la oficina con el machete en la mano y ponerte a abrir cocos», argumentaba. Y reconozco que ganas no faltaban para machacar cráneos en el trabajo. «Puede ser hasta divertido hacer el burro. Yo también escribiré. (La plataforma blogspot es cojonuda para eso —que varios escriban en el mismo blog—)», seguía insistiendo. Y en un momento de debilidad abrí este blog. El otro, el oficial, lo conocía demasiada gente; incluso algunos compañeros del trabajo. Ni a mi mujer le conté la existencia de este vertedero de miserias, de este sumidero de excrecencias emocionales. Y durante algunos intervalos de tiempo me vino bien tener una válvula de escape. Si algunos de los compañeros de oficina supiesen de lo que se libraron, otro gallo les cantaría.
Es curioso que lo haya elegido, después de haberlo tenido tanto tiempo a dieta (aquellos sentimientos negativos desaparecieron hace casi un año), para continuar soltando paridas. Esta vez a modo de «breves» y ya no como mecanismo de escape. Lo he intentado unos días con Facebook, pero no me convence. Facebook me recuerda a los pueblos aislados de todo y cerrado a todos que se dedican y recrean en la endogamia. Discúlpenme la burrada, pero es un lugar donde todos se la chupan a todos y le dan con demasiada facilidad al «me gusta» o te revientan el muro con felicitaciones repetidas el día de tu cumpleaños (yo también he pecado, lo confieso, y seguiré pecando; hay pecados que tampoco están tan mal). Sin embargo necesitaba otro enfoque, algo más parecido a lo que ya hacía antes, lanzar mis bufos mentales al infinito, pero sin mancillar el bueno. Sigo creyendo que un blog serio no debe estar repleto de vídeos ni de fotos de otros, salvo que sea para completar un discurso con sustancia. Lo cual dará entender lo que opino de éste. Pero me ayudará, al menos eso espero, para que los que me conocen sigan sabiendo qué hago.
Lo malo es que antes de hacerlo público (incluso para mi mujer) tendría que haber hecho una lectura de cosas que escribí, sin pensar demasiado, hace tres años. He tenido que hacer limpieza porque de algunas hasta yo mismo he sentido asco al releerlas. A efectos prácticos no deja de ser detritus en otra forma. Y así como renuncio, rechazo y repudio la mierda que acabo de cagar tirando de la cisterna, rechazo la mayor parte de lo escrito en los tiempos de miseria existencial borrándolo. Y así me quedo con lo básico y que, espero, sea de menos desagrado de todos.
Y a partir de ahora, a seguir con otro talante, que para eso lo he recuperado.
Y…
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