Estaba en el límite de la espera. Necesitaba cambiar. Mi rutina significaba cargar con tres kilos y medio a diario entre portátil, tablet y cargadores. Al piso. Al trabajo. De Madrid a Las Palmas y de Las Palmas a Madrid. Siempre con la mochila y más peso del que era necesario llevar.
Estaba al límite porque si no lo conseguía en ese momento ya daba el salto a otro equipo, para lo que barajaba el Dell XPS 13 de entonces.
Lo cierto es que no me he arrepentido ni un solo minuto de su compra. No solo ha estado a la altura. Ha superado con creces lo esperado. A día de hoy, un año y medio más tarde, sigo encantado con mi Surface Pro 2 y es, con diferencia, el mejor ordenador que he tenido en muchísimo tiempo. Ha superado con creces todas mis expectativas. Primero ha conseguido convertirse en el equipo de trabajo que uso a diario —casi—. Salvo porque en el trabajo (cliente) ahora tengo instalado fijo aquel portátil que pesaba lo que no está escrito y es lo que uso, el Surface Pro es el equipo que me acompaña a todas partes. Es mi ordenador de sobremesa. Es mi periódico que leo en el sofá (y en el retrete). Es mi reproductor de series de televisión en el avión. Y es mi consola de videojuegos.
En un día normal, de trabajo, puedo tener abierto Eclipse, varios contenedores Docker con aplicaciones y servicios Java, que en Windows necesita de Virtual Box; algún intento de probar la aplicación con F# y Canopy, que aún no he conseguido que funcione bien; tener abierto Oracle Sql Developer, que él solito consume tanta RAM como el resto junto; escuchar música, ver las noticias o Al Rojo Vivo; y tener veinte pestañas de Firefox y Opera abiertas, además de alguna que otra cosa al mismo tiempo, y según las necesidades del momento. Y todo ellos sin apenas notar parones al cambiar de aplicación o lanzar la construcción de una imagen. Un
maven clean package
de un proyecto de tamaño medio se ejecuta relativamente rápido, al igual que la construcción de una nueva imagen con el WAR resultante. El ciclo normal de trabajo es bastante fluido y, donde más noto el impacto, es en la latencia cuando tengo que conectar con los servidores de cliente para aquellos servicios que no puedo simular en local.Eso sí, para todo ello me apoyo en el monitor 27" Dell que se aprecia en la foto anterior. Una de las cosas que me más me llamaron la atención, fue que el cacharro es capaz de mover dos monitores de 2500x1400, por lo que imagino que más tarde que temprano, acabaré sumando un segundo monitor al tándem.
Además de para trabajar, también lo utilizo para jugar. Gracias a él y a Steam, a GOG y, especialmente, a Humble Bundle y las jugosas ofertas que se consiguen en ellos, redescubrí el placer de jugar a Age of Empires II, primero, a Age of Mithology, después, a las aventuras gráficas magistrales que se hacen en los últimos tiempos —y alguna clásica remasterizada— y a varios juegos indie que realmente merecen la pena. Además, últimamente, y sin dejar de sorprenderme lo que se puede hacer con el cacharro, estoy jugando a juegos triple-A, como Batman Arkham Asylum (sí, un poco viejuno, y que ya mencioné en 2010 en «Pues sí que está siendo un año de juegos, y algo más (1)», pero que se juega casi mejor que en la PlayStatio 3) y como el último —o penúltimo— Tomb Rider, que va súper fluido a 60fps, siempre que pongas calidad normal y 720p. Para ello conecto el Surface Pro 2 a la tele y, mando Xbox 360 en mano, juego como si fuese una videoconsola. En la siguiente imagen puede apreciarse el aspecto del Tomb Raider en mi televisor.
Creo que nada que envidiar a la PlayStation 3, que ahora mismo uso únicamente como reproductor BluRay.
La única pega, en el apartado lúdico, es que mi home cinema no admite HDMI de entrada y el sonido lo tengo que suministrar al amplificador por la salida de los auriculares. Pero hasta el momento está siendo más que suficiente.
A mi Surface Pro 2 le quedan unos cuantos meses de uso intenso aún. Supongo que, como muchos otros, estoy a la espera de ver qué anuncia Microsoft. Mucho se rumorea de un nuevo Surface Pro, que vendría a ser el 4. Tengo mucha curiosidad por ver qué proponen. El 3 fue anunciado al mes de yo haber comprado el 2 y me fastidió mucho, porque hubiese esperado un poco y, por poco más de lo que gasté, hubiese tenido mejor equipo (con un i7, por ejemplo). Principalmente por el ratio de aspecto, que es una de las mayores pegas que le veo al que tengo. Tengo curiosidad porque no descarto dar el salto. Ya han pasado 18 meses y, según la ley de Moore, debería tener, cuando menos, un 25-30% más de potencia bruta. Y en el apartado gráfico debería ser, como poco, 4 veces más potente. Si más o menos se cumple esto, no lo dudaré mucho. Concretando, lo que espero del Surface Pro 4 es:
- i7 sexta generación
- 16 GB RAM
- 512 GB SSD
- Potencia gráfica suficiente para mover bien y con buena calidad Metal Gear Solid V. O sea, equiparable a la PS4 y a la Xbox One
- Y todo ello por algo menos de lo que yo pagué por el Surface Pro 2 :-D