He estado repasando los artículos publicados hasta la fecha y no he visto que haya hablado, ningún lunes pasado, día que suelo emplear para estas cosas, aburriéndoles con mi experiencia personal con la Nikon D200. Anotar que como primer recurso he enlazo el análisis de Quésabesde, en lugar de lo habitual, que sería enlazar al artículo de la Wikipedia, porque creo que me lo leí como diez veces antes de decidirme. Ése y también el artículo del admirable Frikosal, más el artículo del 'chuck norris' de Ken Rockwell, que empezaba con "My D200 is the best digital camera I've ever owned". Leí y releí hasta la saciedad para autoconvencerme de que debía comprarme la D200 y dejar de sufrir, con la indecisión, por las noches.
Así que, tras hablarlo con mi querida esposa, con la que intento consensuar todos los gastos domésticos de cierta importancia, y que generalmente se corresponden con caprichos asociados al capítulo de mis gastos, compré la cámara en Barcelona. La víspera del vuelo a Egipto. En Barcelona porque unos días antes, en Las Palmas, habían vendido la última que les quedaba. Eso me dijo la chica que me atendió: "¡Vaya! Esta semana hemos vendido las que teníamos y hace dos días vendimos la última". Eso fue después de un mes viéndolas en el estante de El Corte Inglés y que nadie se las llevaba. Pagué por ella 100 € más de los que hubiera pagado de haberla comprado cerca de mi casa. Pero hasta la fecha no me he arrepentido. Ni lo más mínimo. Por cierto, en Barcelona era la última que les quedaba.
Durante el vuelo de ida hasta Asuán fui leyendo el manual, enorme, para intentar comprender las tropecientas mil funciones que ofrecía la cámara y poder hacer uso de ella nada más aterrizar. Abrumado por tanta información y por las ganas de usarla desesperadamente, básicamente la usé en modo automático. A día de hoy aún no he conseguido aprender a usarla al completo. Tiene tantas funciones y opciones que he optado por tomármelo con calma. Tanta calma que hace poco me las vi y deseé para hacer unas fotos usando la opción de bracketing. Sin tener el manual cerca. Dominar y conocer en profundidad esta cámara requeriría mucho tiempo y mucha dedicación. Y no dejo de ser un aficionado con pretensiones, por lo que, como decía hace un momento, opté por tomármelo con mucha calma. Ya iré y seguiré aprendiendo. Pero el balance de blancos es una espinita que tengo clavada en lo más profundo...
Soy consciente que la falta de un conocimiento más profundo de la máquina y una general ausencia de lentes de alta calidad, hacen que infrautilice la cámara, no sacándole todo el provecho posible a la misma. No pienso cambiar de cámara pronto, pero sí ir comprando mejores objetivos de los que dispongo a día de hoy, así que tiempo al tiempo. La D200 es una inversión a medio/largo plazo. Espero que me aguante unos dos, tres o cuatro años más, antes de dar el salto a otra cámara Nikon (por eso de seguir aprovechando las lentes que haya comprado hasta la fecha). De hecho ya he colocado alguna en la C.R.M., que desde hace unos meses acompaña a la derecha mi bitácora personal. Se acerca mi cumpleaños, han de saber. Los objetivos que estoy deseando, a día de hoy, están pensadas para mi probable futuro salto, cuando toque, a los sensores de tamaño completo, como el de la Nikon D700. Aunque para entonces imagino que andaremos, crisis mediante, por la D900.
Hoy es un día especialmente bueno para hablar de mi Nikon D200, porque hoy hace, precisamente, dos años justos que la compré y pasó a formar parte de mi familia de gadgets. La sensación de solidez que transmite al cogerla sigue siendo la misma. Es, la cojas por donde la cojas, y la mires por donde la mires, un material que transmite robustez. Tengo la firme convicción que si se la tiras a alguien a la cabeza, recuperarás la cámara en perfecto estado y habrás conseguido detener al que intentaba robártela. Aunque la robustez se paga. Caro. Es una cámara que pesa lo suyo. Más si le sumas un objetivo mínimamente bueno y el MB-D200, que llevo siempre con ella. La suma de todo puede llegar a los 2 Kg. Lo que es mucho para llevarla siempre con uno. Lo que, sin embargo, intento hacer en la medida de lo posible: muchísimas veces salgo con ella metida en la cartera en la que llevo los tupers para el almuerzo y el libro que me acompaña en el transporte público. Para alguien que se mueve mayoritariamente en guagua es una hazaña cargar todo el santo día con 2 Kg de más.
En el apartado de imagen, los resultados, en general, son siempre muy bueno y satisfactorios, y su respuesta en diferentes condiciones de luz es estupenda. Únicamente no contar con mejores objetivos, y un conocimiento mucho más amplio en técnica fotográfica, minan lo que se podría obtener de esta estupenda y magnífica cámara y de su sensor de 10 megapíxeles. ¿Quién necesita mas de esa cantidad?
Eso sí, el flash que incorpora es un pelín caca. Resuelve bien las situaciones de poca luz, pero es tan corto que con muchos objetivos no se puede usar. Crea sombras horribles. Para evitar recurrir a él casi siempre llevo conmigo, aunque sea a plena luz del día, el SB-800. Incluso como flash de relleno.
Aunque ya aparece descatalogada en muchos sitios, aún se puede conseguir por unos 800 o 900 €, lo que resulta bastante atractivo si no quieres invertir en la D300, por unos 500 o 600 € más. Ese dinero se puede invertir en una buena lente y saldrás ganando. Dicho de otra forma, por el precio que puede costar la D300 más un objetivo de uso genérico, como el 18-200 mm, perfectamente te puedes pillar la D200 y un buen zoom de rango intermedio. Aunque, para serte completamente franco, si puedes permitirte la D300 y el zoom de rango intermedio, lánzate. Las prestaciones adicionales que tiene la D300 valen esos 500 € de más. Y, si prefieres invertir ese dinero en un viaje, siempre puedes ir a Andorra y pillarla allí, que por 1000 € la puedes encontrar. No es mal plan, ¿no? Fin de semana en Barcelona, paseo hasta Andorra con coche alquilado, y cámara cojonuda, por el mismo precio que te vendría costando en Las Palmas (siempre que esperes a alguna oferta en vuelos, claro).
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