jueves, 12 de febrero de 2009

'¡Tráguese ese sapo!'

Confieso que uno de mis mayores defectos es la postergación. Retrasar las cosas porque, simplemente, no me apetece hacerlas. Principalmente las que no entran en el grupo de cosas que me guste hacer, que son muchas y variadas. Es un mal que limita mi potencial capacidad de crecimiento. Que también es mucha.

De cara a combatir activamente este defecto, hace un tiempo me propuse dedicar esfuerzo a conseguir aprender buenas técnicas para evitar la postergación. Y si bien es cierto que reconozco tener muchos defectos, siendo la postergación el que más me incordia, no menos lo es que me encanta auto formarme (y no hablo de ir al gimnasio). Soy muy bueno aprendiendo cosas de forma autónoma. Me considero buen autodidacta, vamos. Y me gusta. Por eso tengo tantos y tantos libros, esperando el momento de ser leídos.

Enfocado a conseguir mecánicas para mejorar la productividad, me hice con el libro '¡Tráguese ese sapo!', de Brian Tracy. Es un libro pequeño, escrito con lenguaje ligero, de apenas ciento y poco páginas y con un precio menor a 10 €. Lo que cuesta un whisky -malo- con coca-cola en más de un bebedero de moda.

No deja de ser un libro que te cuenta lo que ya sabes (o deberías saber), pero que no está de más leer para recordártelo, y tenerlo siempre cerca para, en esas muchas ocasiones en las que sintiéndote débil de espíritu, poder espantár al diablo de la postergación cuando te tiente susurrándote al oído un 'déjalo para otro momento, disfruta de tu ombligo otro ratito'. Veintiun mandamientos, los capítulos, cuyos títulos serán tus mantras, que deberás llevar siempre contigo. Recomendable.

Eso sí. No es un libro que te enseñe una técnica concreta para organizarte mejor. Únicamente te da pistas de lo que deberías hacer y, en algunos casos, de cómo podrías enfocarlo. Para los que busquen una guía de usuario, estilo para dummies, de cómo hacérselo consigo mismo, entonces no es el mejor libro que podrán adquirir sobre la materia. Hay otros que te ayudarán más en tu búsqueda, pequeño saltamontes.

Nada más terminar de leerlo lo he prestado, para que otros puedan disfrutar también de su lectura. Craso error. Algo me dice que no volveré a verlo. En fin. Sacrificaré un futuro güisqui y volveré a comprarlo. Lo mismo deberías hacer tú: Comprarlo. Aunque si lo tuyo es el alcohol y no estás dispuesto a postergar tus hábitos perniciosos, postergando con ello otros más salubres pero también más aburridos, siempre puedes consultar buena parte del texto aquí. En una lectura rápida parece que encontrarás lo mejor del libro. Supongo. El enlace me lo tropecé buscando alguna referencia en Google sobre el autor. No sé cuánto tiempo estará disponible. Aprovéchalo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi problema es justo lo contrario al tuyo. Yo tomo la decisión en caliente y con la mitad de la información sobre la mesa. Es como si de repente viera el camino a seguir y me lanzo de cabeza. Por suerte, 8 de cada 10 veces acierto. Mi productividad tiene rachas de actividad y si no hay presión, cae bastante.

Uno+Cero dijo...

Hay gente que tiene la capacidad de tomar decisiones acertadas con poca información. Yo mismo lo he hecho en cuantiosas ocasiones, pero es como jugar a la lotería. Puede que 2 de 8 sean pocos errores, pero si los sumas en el tiempo acaban llegando a ser 200.

En cuanto a la presión, me pasa lo mismo. Si no hay presión, decae.