En un momento concreto de la negociación, el vendedor realizaba una oferta que en algunos casos incluía un detalle cómico («bueno, mi oferta final es de 100 dólares, pero si la aceptas, te regalo además mi rana de compañía»), y en otros casos no. Al final se pudo comprobar que las personas que escucharon esta oferta divertida acabaron pagando un precio medio más alto. O'Quinn y Aronoff concluyeron que el humor puede ser una técnica de venta muy eficaz.
Alta diversión
Eduardo Jáuregui / Jesús Damián Fernández
Editorial Alienta
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