[...] Sin embargo, este tipo de contradicciones no era algo nuevo en la sociedad de Un Sitio Aleatorio: también se fabricaban automóviles que podían alcanzar los doscientos kilómetros por hora, cuando el límite máximo era de ciento veinte, o se permitía actividades industriales con niveles contaminantes por encima de lo que se acordaba en foros internacionales de medio ambiente, o se permitía la venta de tabaco, aun a sabiendas de que provocaba enfermedades mortales. Estaba claro que de lo que se trataba era de vender a toda costa, sin importar demasiado las consecuencias. La venta de T estaría en conflicto con ciertas actividades, eso estaba claro; pero mientras se tratara de crear consumo, pasaría por encima de cualquiera de ellas, ya que el consumo era la actividad económica de superior rango en el país, pues generaba crecimiento.
El vendedor de tiempo
Fernando Trías de Bes
Empresa Activa
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