jueves, 7 de enero de 2010

Una cabalgata bastante mediocre

Después de muchos años sin acercarme a una, el pasado 5 de enero, víspera del Día de Reyes, pese a estar cansado como un chucho, acepté acompañar a mi mujer, a su hermana y cuñado, para que nuestra sobrina, en edad de comenzar a dudar sobre la verdadera identidad de los Reyes Magos, tuviese un acercamiento en primera persona con sus realezas durante la tradicional cabalgata de reyes.

Como hace tiempo que ando detrás de meterme a hacer fotografías en un evento de este tipo, aunque más pensando en la cabalgata de Carnaval, cargué con la cámara, junto con su inseparable 18-200, con la sana intención de conseguir puesto en primera fila y poder obtener alguna instantánea interesante.

El payaso de la cabalgata


Hace mucho tiempo que no le hago una revisión a fondo al equipo, así que me encontré con un flash sin pilas y una cámara sin apenas batería. Suerte que la cabalgata duró lo que un suspiro, ligeramente alargado con una somera apnea, y la batería aguantó sin dejarme tirado en la cuneta. Al flash le tuve que comprar pilas en el primer bazar en el que pude colarme. Acto que conllevó perder mi puesto privilegiado. De todas formas lo hubiera perdido igualmente, pues los amantísimos padres presionaban vilmente —en claro ejercicio pedagógico hacia los niños presentes— para que sus vástagos pudieran acercarse, aún más, a los sucedáneos de reyes y, prioritario y primordial, hacerse con un buen botín de caramelos y chucherías que se esperaba ver arrojar desde las carrozas. Todos nos quedamos a dos velas, niños y yo, que quería obtener alguna instantánea de una lluvia de caramelos. La crisis hizo que más que lluvia fuera un extraño, y a veces violento y peligroso, goteo. Los niños de las carrozas, futura generación guerrera, más que lanzarlos al aire con las manos abiertas a modo de paladas generosas, ensayaban puntería como si fueran piedras con las que atacar a una horda de zombis hambrientos que se agolpaban a ambos lados de la calzada. Yo recibí un caramelazo en mi ilustre calva. ¿Habremos de culpar de esta beligerante actitud a los videojuegos?

El rey Gaspar


Y si en la exigua longitud de la cabalgata, más bien alargada en el tiempo por las distancias entre carroza y carroza, que veían entorpecido su andar por la muchedumbre que se empujaba para alcanzar mejores posiciones, ya encontramos claro síntoma de unas arcas faltas de dinero para montar una cabalgata como las que recuerdo de antaño, con treinta, cuarenta, e incluso más carrozas, la cantidad tan ridícula de caramelos que surcaron los aires en busca de ávidos niños resultó en extremo alarmante. ¿Tan caro anda el kilo de caramelos que hay que racionarlo de manera tan extrema? ¿O es que el consistorio anda tan, tan, tan mal, que los caramelos tendrían que sufragarlos los progenitores para no hacerle un feo a los niños?

En fin, una cabalgata más bien mediocre, por ascenderla de categoría de un categórico «mierda», como se merecería, que andamos aún con la buena voluntad que se debe respirar en fechas navideñas, donde apenas se presentaron unas seis o siete carrozas, y donde, para colmo, no hubo (suficientes) caramelos. Lo próximo será prescindir de los camellos, de los pajes y, por qué no, del público expectante. A la próxima irá «Manolo el del bombo».

4 comentarios:

Luis dijo...

La verdad es que era un poco mierdosa, ni muchas carrozas ni muy bonitas.

Contrasta un poco con la de carnavales, muchiiiisimas carrozas, aunque coinciden en la calidad, raro es la que se salva.

A ver si recuperamos la tradición primigenia de la Cabalgata de Reyes y tenemos una cabalgata digna de la emoción que despierta, al menos en los pitufillos.

Uno+Cero dijo...

Las tres o cuatro carrozas que pasaron eran muy cutres. Los de Toyota se hicieron mogollón de publicidad sin carroza. Hace años que tampoco voy a la de los carnavales, pero lo que sí sé es que la Cabalgata de Reyes Magos de este año no tiene nada que ver con las que veía de niño. Eran interminables.

Luis dijo...

Lo de las cabalgatas interminables y Reyes hace tiempo que pasó a la historia, se ha trasladado a carnavales. Yo lo prefiero, así la de reyes es cortita, termina pronto y los papis pueden acostar a los peques pronto. Claro que este añ fue demasiado corta, otros años hay algo más y más lucido, lo más fácil sería culpar a la consabida crisis, pero yo creo que es culpa de la desidia del Ayuntamiento.

Uno+Cero dijo...

No sé si tuvieron problemas para conseguir patrocinadores, pero lo cierto es que fue demasiado corta.