El Corel Draw es una aplicación que me encanta. Yo no soy diseñador ni pretendo serlo. También sé que no le sacaré nunca todo el partido (no soy diseñador, repito), pero la uso casi a diario en los intercambios de correos en el trabajo. Compramos unos equipos Fujitsu Siemens y, de regalo, venía una versión reducida del Corel Draw. Suficiente para lo que uso y necesito. Aunque a veces echo de menos las transparencias, recozco. También vino el Photo Paint redux.
Soy consciente que una imagen, bien planteada, vale más que mil palabras. Así que es común que use el Corel para añadir líneas, curvas, textos, colores a capturas de ventanas de alguna aplicación o para realizar algún pequeño diagrama explicando alguna cosa. Imágenes que acompañan multitud de los correos de discusión en los que participo. Estoy tan acostumbrado que tardo muy poco en componer lo que quiero mostrar. Yo lo veo como una ventaja competitiva. Por desgracia, hay una cláusula en mi contrato que me prohibe, so pena de engrosar las ya gordas colas del paro, mostrar aquí nada que haga bajo los fluorescentes de la compañía.
Sin embargo, el último párrafo habla del presente, y esta serie trata de mis "tesoros perdidos". O sea, cosas de hace (no necesariamente) mucho tiempo y que había dado por perdidos.
Cuando empecé a aficionarme a usar el Corel para hacer pequeñas cosillas, familiares y amigos empezaron a encargarme algunos diseños de páginas para sus proyectos de empresa. Por el 97 (finales del siglo pasado), hice algunos diseños de papelería. No muchos, porque como no tengo mucha capacidad creativa, estaban todos cortados por el mismo patrón. Para no cobrar por ello tampoco se me podía exigir más, creo yo. Y hacer siempre lo mismo cansa.
Contra todo pronóstico esos diseños se usaron. Al menos el segundo, que fue para un familiar. El primero se lo propuse a un compañero en su proyecto de empresa. Empresa que al final creo que no llegó nunca a montar.
También participé en el diseño del logo, al menos del primer logo, de la empresa que fundamos unos compañeros de universidad. Nos pareció guay el "NA" con el cubo imposible, a lo Escher, a la izquierda y encargamos dos mil quinientos folios de 90 gr que nos costaron, sin contar las tropecientas mil tarjetas de visita que nos imprimimos cada uno con nuestro nombre, una pasta obscena porque eran super recargados y había que poner no-sé-cuántos-mil colores. A ver si encuentro alguno y lo paso por el escaner. Para la posteridad.
"NA" porque la empresa, una sociedad cooperativa, se llamó Nexo Atlántico. Nombre tan o más absurdo que el logo. Más para una empresa dedicada a la programación. Cosas de la ilusión de la juventud, que nubla la razón.
Además de hacer algunos logos y diseños de papelería, también perdía el tiempo haciéndome formularios de diferente tipo. Hice alguno para clientes y muchos para mí. Aún hago alguno de vez en cuando. El que pongo a continuación es uno que me preparé para apuntar los datos del proceso de revelado cuando estaba haciendo el curso de revelado en blanco y negro.
Aunque he dicho al principio que no soy diseñador, y tampoco quiero serlo, no he dicho toda la verdad. No quiero ser diseñador. Estoy convencido que no tengo talento creativo para ello. Mi talento señala otras rutas; sólo tengo que descubrirlas. Pero sí es verdad que siempre he querido saber más sobre diseño y, en particular, profundizar en el uso del Corel Draw, aplicación que tantas horas de diversión me proporcionó.
Por cierto, con InkScape también he hecho unas cuantas buenas presentaciones de ideas. Para aquellos que usen Linux o Mac, es una alternativa -gratuita- que no deberían despreciar. Yo lo usé mucho tiempo cuando no tenía la versión chiquitita del Corel. Y no descarto acabar usándolo nuevamente.
3 comentarios:
Qué artista!
Vaya, el Google Reader ya te ha abandonado por imposible.
Miss-tol: Gracias, lo sé.
sulaco: Nunca es tarde si la dicha es buena.
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