Soy afortunado, aunque me costó tiempo apreciarlo, porque al renunciar a meterme por los ojos cosas con cualquier calidad, como el que renuncia a comer comida basura cuando ha probado un buen solomillo en un restaurante con varias estrellas Michelin, tengo más tiempo para hacer otras cosas. Entre ellas, leer. Y eso, hay que agradecerlo. El símil puede resultar chocante o exagerado, pero he notado que cuando el cerebro no tiene que inventarse los detalles mínimos ni la definición de las líneas en la escena, descansa y disfruta más de lo que está viendo. Pruébalo y dime si no estoy en lo correcto. El problema es que llevamos tanto tiempo metiéndonos cualquier cosa que, al principio, el sentido de la vista se ve desbordado con tanta calidad.
Ante toda esta vomitada intencional, y antes de seguir, confieso que hay dos excepciones a la regla: las series de televisión y los documentales. Resulta complicado conseguir todas las series que veo en español y en alta definición y, si lo primero es complicado, conseguir documentales que cumplan las dos condiciones es ya casi ciencia ficción. En cualquier caso parece que la cosa está cambiando y, poco a poco, van apareciendo más contenido en alta definición de ambas categorías. Me lo estoy pasando pipa viendo la segunda temporada de Big Bang Theory en HD y sonido 5.1. No hay color.

Decía que con estos pequeños momentos de placer visual me iba bien y estaba contento. Hasta que llegó, en mi cumpleaños, el reproductor de alta definición de Western Digital. Por 99 € es capaz de reproducir películas en alta definición full hd 1080p, con sonido envolvente DTS 5.1, que mi querido Mac Mini, el actual media center de mi salón, y que costó siete veces más, apenas es capaz de abrir. La calidad es brutal y no desmerece en nada a lo que ofrece un Blu-Ray. Mueve archivos de 16 Gb como si tuviesen apenas unos megas. Sin cortes ni interrupciones. Y las que hay son más bien achacables al disco duro externo, que el pobre está ya para la jubilación. Estoy pensando seriamente retirar el Mac Mini y venderlo o dedicarlo a otros menesteres. El WD TV HD Media Player es un producto altamente recomendable y, salvo por grabar algún que otro programa de la televisión, no necesitaría más. Poco más se puede decir de él salvo que el mando que trae, los dos puertos USB y el menú de uso son más que suficientes para tener un disfrute completo de la alta definición en un televisor que le haga justicia.
El gran problema, o uno de ellos, es proveerse de contenido que poder reproducir en cacharro. No me ha quedado más remedio que acudir, mientras la ley ampare estos comportamientos inmorales, a las mafias de vagos y maleantes que pululan por la red de redes. No me siento bien con ello, pero hasta que la industria no entienda que esto es lo que queremos los consumidores, no habrá otra forma de conseguir contenido en alta definición. Eso sí, ármate de paciencia porque los 8 Gb mínimos que debe tener una película para aprovechar el cacharro en cuestión no se descargan en una hora. Salvo que, claro, estés en un centro científico y/o universitario y el ancho de banda, subvencionado con el bolsillo de todos, y del que disfrutas, equivalga al de todos los ADSL juntos del municipio en el que vives. En ese caso te convertirás en proveedor de amistades y familiares. Hazte con un buen disco duro externo, que a 8 Gb la película, en lo que pestañeas, te has quedado sin espacio.
Recomendado.
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