Me hice con el libro 'Las trampas del deseo' a partir de la recomendación que dejó el amigo Esteban en un comentario -su único comentario en esta bitácora, por cierto- en la reseña que hice sobre el libro 'Freakonomics'. Lo que leí en su reseña, más bien lo que entendí, porque mi inglés deja mucho que desear, más lo que encontré en una rápida búsqueda por Internet, me atrajo. Así que me presenté en la librería y, tras unos veinte minutos esperando a que encontrasen el único ejemplar que tenían, me hice con mi copia. Antes de que sigas leyendo, te advierto que su reseña del libro está mejor.
Tradicionalmente el cine se ha llevado siempre la palma en cuanto a la incoherencia y estupidez de los nombres que les ponen a las películas cuando las doblan en España. Si no fuese por recomendación, en mi vida me hubiese acercado a un libro cuyo título es 'Las trampas del deseo' y que en su portada te regala el cerebro con la frase 'Cómo controlar los impulsos irracionales que nos llevan al error'. El primero parece sacado de una novela de tórridas pasiones de Corín Tellado, mientras que el segundo parece el mantra típico de libro de autoayuda. Reconozco que mi reacción a este tipo de títulos y frases es previsiblemente irracional, tal vez un paradigma equivocado. Y de eso va el libro, de lo previsiblemente irracionales que somos los humanos. Está claro que el título en inglés es más acertado y ahuyenta menos: 'Predictably Irrational'.
La economía tradicional postula que nuestras acciones están guiadas de forma racional para obtener siempre el máximo beneficio (maximizar la utilidad, que dicen en la Teoría de Juegos), pero Dan Ariely repasa, a lo largo de 13 capítulos, distintos aspectos del comportamiento humano y de cómo, la mayoría de las veces, hacemos las cosas influidos por aspectos a los que, de forma habitual, no damos la mayor relevancia y que nos hacen ser poco racionales, no obteniendo el máximo beneficio. Lo curioso del caso es que, una vez hacemos algo irracional en relación a algún aspecto, repetiremos la decisión irracionalidad una y otra vez. Irracionales pero predecibles. En todos los capítulos el autor relata los resultados de diferentes experimentos ideados para evaluar algún aspecto en concreto del comportamiento y demostrar lo irracionales que somos tomando decisiones. Llegando en algunos casos a resultados a la par reveladores y asombrosos. A toda esta forma de contemplar la reducida capacidad del ser humano para tomar las mejores decisiones racionales, se la ha venido a denominar economía conductual.
El libro está escrito con un lenguaje sencillo y resulta entretenido la mayor parte del tiempo. En algunos momentos, y para mi gusto, el autor se enrolla demasiado sobre las implicaciones sociales de tal o cual experimento. O de cómo debería enfrentarse, a la luz de la experiencia, mejorar la calidad moral de nuestra existencia. Peca de excesivamente moralista en -pocas, eso sí- ocasiones. En resumen, el libro se puede leer de principio a fin de forma relajada y amena. Un libro ilustrativamente entretenido.
Por cada capítulo podría comentar el fenómeno social o experiencia personal que me trajo a la cabeza su lectura. Sospecho que a todo el que lo lea le pasará algo parecido. Es inevitable. Ya sea una experiencia propia, por ser el quien la perpetra, o algo que haya vivido, pero aunque el argumento es demostrar la irracionalidad de las personas, y nos gustaría que otros fueran los irracionales, no podemos evitar vernos reflejados a nosotros mismos en los resultados de cada experimento. Podría comentar, como digo, cada capítulo con mis propias experiencias, o con lo que veo en el entorno socio político, pero creo que vamos a no estropear mucho más la reseña del libro y lo dejaremos aquí: Libro muy recomendado.
2 comentarios:
Pensaba yo que conocías a otro Esteban, o quizás que te habías equivocado de libro... Manda huevos «Las trampas del deseo» y el subtitulito de las narices.
Pero bueno, me alegro de que te haya gustado ;-)
Tiran para atrás el título y el subtítulo, sí. Una gran recomendación y he añadido a mi círculo de interés la economía conductual. Culpa tuya :-)
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