La mayoría de las chicas no tenían un aspecto muy refinado, pero con la magia de un brillante software conocido como PhotoShop se podían hacer maravillas. Gracias a él era posible eliminar tatuajes, blanquear dentaduras, reducir orejas e iluminar miradas. Con unos cimientos más o menos decentas y un poco de confianza, conseguiríamos crear magia.
El pornógrafo emprendedor
Gavin Griffiths
Empresa Activa
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