viernes, 23 de septiembre de 2011

'Lo que sé de los hombrecillos'

Reconozco que soy un inmenso ignorante de la literatura universal y de los grandes escritores que hay y hubo, lo que siempre juega en mi contra cuando entablo una conversación sobre libros, literatura y autores. Aunque creo que ello juega también a mi favor, porque uno tiene el placer del descubrimiento y de sorprenderse cuando tiene la oportunidad de leer algo de alguien que, hasta hacía doscientas o trescientas páginas atrás, era un absoluto desconocido. Leer 'El mundo' [mi reseña] fue una experiencia doblemente grata: porque me pareció un muy buen libro y porque estaba descubriendo al que me parecía un gran autor. Conocía la faceta de columnista, someramente, confieso, de Juan José Millás en El País, pero no como escritor. Tras leer 'El mundo' sabía que reincidiría.

Sin embargo son tantos los autores que voy descubriendo en los últimos tiempos, esos que quiero volver a leer en algún momento, y aunque el tiempo en sí mismo es ilimitado, pero el que uno vive es finito, va priorizando decantándose más por unos que por otros, por lo que van pasando las semanas, los meses e, incluso, los años, y la intención primordial se diluye entre tanto deseo por leer otro libro del último escritor que acabo de leer. Ahora bien, tal vez sea cosa del destino o de la casualidad, pero parece que en mi vida hay autores, y los libros escritos por ellos, asociados a personas concretas de mi entorno. En este caso parece ser mi padre el que se ha erigido en portador de los libros de Juan José Millás y, siendo el que me regaló el primero que leí de él, no dudó mucho en regalarme éste, tan pronto salió a la venta.

Como con muchos otros, ha tenido que esperar su oportunidad, pero cuando le tocó el turno lo cogí con unas ganas tremendas, preparado a devorarlo.

Y me decepcionó.

    —Procura no moverte —dijo.
    —No me moveré —respondí también mentalmente, como si estuviera dispuesto a hacer alguna concesión— pero dime qué hacéis.
    —Estamos fabricando un doble de nuestro tamaño —añadió—. Hemos tomado una pequeña porción de cada uno de tus órganos para completarlo.

No es un mal libro, a ver si nos entendemos. Es más, es un libro que se puede leer y, en su mayor parte, hasta resuelta entretenido; pero las expectativas puestas en él no se vieron recompensadas. El texto empieza estupendamente, casi de forma magistral, pero cae estrepitosamente —siempre según mi propio gusto— a los pocos capítulos. Sinceramente creo que no es necesario que el protagonista insida tanto en que se la casca más que un mono enjaulado para «demostrar» que ha caído en lo más bajo de la degeneración existencial al tiempo que da rienda suelta a lo más oscuro de su propio ser. Pero ahí estaba en prosa, paja tras paja —¿o debería decir página tras página?—, su obsesión y su descenso infernal al lado salvaje, ese que nos pasamos toda una vida aprendiendo a inhibir y contener y que por gracia, milagro y obra de un pseudoduende cabrón, brota de forma volcánica y explosiva en el invierno existencial del protagonista. Y poco más. Repetitivo hasta gritar basta.

En fin, que espero que el próximo que lea de Juan José Millás me resulte más gratificante. Mientras, seguiré leyendo aquello que escriba en prensa y que tenga la suerte de caer en mis manos.

6 comentarios:

sulaco dijo...

Mejor que la literatura tenga muchos autores a que sean cuatro y no te gusten, así siempre puedes encontrar cosas sorprendentes.

Yo divido mi tiempo de escucha y del total, 1 tercio es para volver a visitar aquello que me gustó y los otros dos tercios para descubrir cosas nuevas o seguir avanzando en los autores que me gustan. Como soy más simplón que una ameba, mi tercio para revisitar cosas de este trimestre lo gasté volviendo a Hogwarts y disfrutando de nuevo de los siete libros de Harry chapaPotter.

Luis dijo...

Ñozzz, si he entendido bien en un trimestre y dedicando solo un tercio del tiempo que dedicas a escuchar libros te has metido los 7 de harry.

Es decir te metiste 21 libros en el trimestre, ¿O es que este es el trimestre de escuchar cosas ya oídas y solo te has metido los 7 de Harry?

Uno+Cero dijo...

sulaco, lo tuyo es vicio :-)

luis, a mí también me ha sorprendido, sí, pero entiendo que se ha metido 21 libros en tres meses (7 al mes). Igualito, igualito, que yo ;-)

sulaco dijo...

Como no sufro las limitaciones que padecen los que gastan la vista en el innatural y antihumano acto de leer, lo puedo hacer durante mucho más tiempo y por eso me cunde más. Por ejemplo, hoy, 1 hora camino del trabajo en la bici (hice los 22 kilómetros en bicicleta), 1 hora durante el almuerzo mientras iba de compras, 1 hora de regreso a casa en bicicleta, mientras preparaba la cena, iba a Ikea, iba al super, hacía fotos de comida y demás y si paré fue porque se acabó la batería de los auriculares bluetooth pero vamos, fácilmente seis horas. El libro que me estoy leyendo tiene diez, así que básicamente me he hecho el 60% en un día. Mañana me voy a pasear en bici así que calcula otras seis horas, quizás más. El domingo no serán más de dos porque voy a Amsterdam con el Niño y pasaré el día distraído pero con eso y todo, esta semana habré escuchado 2 libros y seguramente más de la mitad del tercero.

Los tres primeros de chapaPotter me duraron un suspiro. El quinto es cuando se empieza a poner largo (veintipico horas escribió la hijaputa) y el séptimo es como la biblia.

Anónimo dijo...

Uno+Cero tengo que coincidir contigo. En mi caso ni he leído ninguna de sus columnas ni ninguno de sus libros pero mi hermana me lo regaló por mi cumpleaños y a ello me puse con sano interés. Al igual que a ti al final me decepcionó. Diría que hasta me aburrió.

No intento siquiera buscarle el valor que le asignas y me terminó pareciendo un libro erótico en el que Millás da rienda suelta a sus sueños. Sexo, lujuria, asesinato... Igual es una metáfora pero con tanta paja, vino y cigarrillos parece la historia de un adolescente de lo más normal.

Uno+Cero dijo...

sulaco, te entiendo perfectamente, pero es que para todas esas actividades yo prefiero escuchar música, que es mi actividad pasiva favorita y, teniendo una colección de aproximadamente 80 Gb de música, como para no aprovechar todas estas ocasiones y escuchar aquello por lo que, mayoritariamente, he pagado.

ladrona, sí, de un adolescente, aunque un pelín entrado en años. Como bien dices, si se trataba de una metáfora o de alguna otra herramienta retórica con la que hacernos pensar, lamento confesar que no consiguió horadar apenas milimétricamente la impermeabilidad emocional con la que estaba leyendo el libro.