Volvemos a la carga, después de varios domingos de absoluto abandono, a incluir una nueva gran aportación que dará sentido a la existencia de muchos jugadores casuales, que además no quieren gastarse un céntimo. Hoy toca reseñar aquello que muchos niños, viciados con sus ordenadores y juegos en cinta, quisieron verse haciendo cuando fueran mayores y no se atrevieron nunca a realizar. Hablo de aquellos que soñaban con ser programadores de videojuegos, pero que al final, los más atrevidos, acabaron haciendo a ratos y muchas veces de forma un tanto cutre. Hablo de los remakes de juegos clásicos de los ordenadores de 8 bits, principalmente.
Es curioso ver cómo, esos entusiasmados chiquillos acabaron convirtiéndose en frustrados profesionales de la informática que, entre descarga porno y descarga porno (alguno con preferencias 'XY', sospecho), matan su tiempo haciendo valer aquel sueño que ya tiene dos décadas -o más- de antigüedad: en sus tiempos libres se dedican a programar versiones modernas (copias modernizadas) de los juegos que les hacían soñar entonces. En Internet puedes encontrar sitios como Retro Remakes, Ovine o Retro Gamer, dedicados a que se junten aquellos que dios crió (desgraciadamente). ¡Pero si hasta hay una revista volcada de lleno en el asunto!
Hace unos meses tropecé con Retrospec y encontré que tenía versiones para Mac de algunos juegos, lo que me alegró el día. La mayor parte de los retromakers se dedican solo a Windows, algo que -estoy convencido de ello- les ha hecho ganarse a pulso el infierno, donde Satán tiene un ejercito de sodomitas esperándolos. Entusiasmado por el hallazgo decidí perder de forma miserable mi exquisito y exclusivo tiempo con el Wizzball, juego difícil que en Commodore 64 me tuvo algo enviciadillo, y la versión modernizada de Alien 8, bastante cutre por cierto.
Contemplando el ecosistema tan rico que hay de programadores dedicados a este tipo de cosas, me he estado planteando ponerme también con ello. Igual me compro un iPhone, me descargo el SDK, el XCode, y me dedico a esto un tiempo... O, simplemente, los sigo poniendo a caldo por perder miserablemente sus vidas con estas cosas. ¿Pero hay que reconocer que si no lo hiceran, entonces de qué hablaría?
¡Hala! Ya tienes con qué desconectar un rato y olvidarte de las tensiones laborales que hacen que quieras ver al trepa de tu compañero de trabajo cayendo por un acantilado de dos kilómetros, golpeando con cada roca que hay en el trayecto, y llegar vivo al agua para ser devorado por tiburones (con mal gusto por comerse cualquier cosa, claro).
2 comentarios:
Yo me quedo con mi bobble bubble :)
Pues la verdad es que es un gran juego. Habrá que dedicarle algún párrafo en el futuro.
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