Empezamos visitando las salinas de Pozo Izquierdo. No daban mucho juego, porque estaba todo inundado y, para mi gusto, feo y desatendido. ¿Seguirán en funcionamiento? Lo dudo. Lo más destacable fue, quizás, los reflejos de los molinos en las pequeñas parcelas de desalinización. Ahí estuvimos más bien poco tiempo. Tampoco corría el más mínimo viento -algo que sospecho extraño en esa zona-, por lo que no había ni una ola y, menos aún, surfistas.
Con un café en la mano, planeamos qué hacer con el resto del día. Demasiado pronto para volver a casa y una ocasión única de ir los tres por ahí. Era posible que, dada la cantidad de agua que cayó durante los días anteriores, las presas estuvieran llenas. Al menos la presa de Las Niñas, que había visitado ya este año y que yo encontré casi completamente seca. La de Soria no recuerdo haberla visto nunca llena. Decidido el plan, tomando la ruta por el sur, nos acercamos a la presa de Soria. Pudimos comprobar que caía agua desde el rebosadero de la presa de Las Niñas.
En Gran Canaria no es común que corra el agua de esta forma. Y menos verla caer en cascadas. Cierto que no era una gran cascada, más bien era algo tirando a lo ridículo, pero no dejaba de ser todo un espectáculo en una isla donde el agua suele moverse -las raras ocasiones en que lo hace- de forma mansa. De ahí que, aprovechando un tiempo más típico de primavera o de un verano suave, todos los rincones estuvieran llenos de curiosos grancanarios buscando la imagen atípica de una isla que, de cotidiano, es más bien seca y rocosa sin más.
En ese punto nos tropezamos con un reportero de Canarias 7 que vio en nuestro extraño trío una oportunidad para hacer su trabajo. Ni corto ni perezoso se dirigió a mí, sospecho por ser el que tenía más cerca en ese momento, y comenzó con la batería de preguntas. «¿Profesionales?». «No te dejes engañar por estas cámaras. No pasamos de aficionados», fue mi respuesta. Y de ahí a interesarse por nuestros nombres, procedencias y profesiones. Una anécdota que acabó con un párrafo en la prensa que se aleja de la verdad por desconocimiento:
Desde abajo, tres amigos aficionados a la fotografía apuntaban con sus réflex profesionales a la inmensidad. «Anda que como se resbale alguien, te vas a llevar la exclusiva», bromea uno de ellos». Es Saulo, un joven informático cuya pálida piel revela que trabaja en Madrid. «Siempre que puedo, nos regalamos una escapada, y más con este paisaje».
¿Mi piel es pálida porque trabajo en Madrid? ¡Ya le vale! ¡Si sólo llevo dos meses desterrado allí! Ayer estuve fastidiadillo. No deja de ser irónico estar como un roble en Madrid con temperaturas veinte grados inferiores -y nieve- y venir a la isla natal a ponerse malo de la garganta. Por ello no salí a comprar la versión impresa del periódico. Me quedaré con la curiosidad por saber qué más diría del «joven pálido» cuya palidez delataba que trabajaba en Madrid. Expresión que a sulaco le produjo no pocas carcajadas, sospecho. En cualquier caso, y más allá de que no fuera la forma más adecuada de describirme, no deja de ser cierto que el aparecer en prensa -aunque sea en su forma digital- provoca un aluvión de egolitrones, la partícula indivisible que inflama el ego de uno mismo. Como cuando comprobé que aparecía en Google Street View.
Tras la experiencia mediática nos encaminamos a la presa de Las Niñas, donde siguiendo a la inversa el cauce del barranco -que perfectamente se podría llamar río- pude ver lo que no había visto en mi vida en esta isla. El agua corría con muchísima velocidad. No soy nada aficionado al vídeo, pero aprovechando que llevaba el iPhone conmigo -algo de lo que tuve oportunidad de (casi) arrepentirme cuando la funda se me cayó en el agua- grabé un par de vídeos: éste y éste.
En fin, un día que, como en las ocasiones anteriores que quedo con Luis o sulaco para salir a sacar fotos, se pasó rapidísimo y de forma muy amena. Me gusta salir con gente inteligente a disfrutar de los paisajes canarios. Más cuando se consiguen instantáneas difíciles de ver repetidas en el futuro.
Por cierto, dado que apenas uso mi equipo fotográfico he decidido regalarlo. Así que envíame un mensaje por si estás interesado... ¡Inocente!
5 comentarios:
Sospechas mal, se dirigió a ti porque fuiste el único que le mantuvo la mirada y le dio juego. Yo procuré ignorarlo completamente.
En la edición en papel dicen lo mismo. No hay ninguna información adicional.
La última de las fotos es fantástica. Ya miré y la tengo casi igualita. Para los pájaros es una pena que no tenía allí un cañón con más milímetros que ese tipo de bichos en los foros de pájaros holandeses seguro que son la sensación.
Ah, y que sepas que fui a la Ballena y aunque en la página web del periódico que nos hizo la foto y en un par de otros sitios decían que están dando Ágora, no era cierto. Entré a ver Spanish Movie y todavía me estoy acordando de un montón de madres que mejor se hubieran puesto un tapón en cierta parte.
Fuerte velocidad, yo casi ni he visto las fotos, y los vídeos aún están en el móvil.
La presa de Soria, creo que nunca la veremos llena, está tan sobre dimensionada que no caerá suficiente agua para llenarla. Nunca entendí porqué entonces hicieron ese pedazo de muro. Imagino que como gastar el dinero ajeno no duele, en fin cosas de la administración.
Por si no conseguiste la edición en papel, creo que en las oficinas de C7 de León Castillo, cerca de los extintos Multicines Royal, puedes comprarla. Yo estoy dudando entre guardarla y conservar las imágenes de mi incipiente calva, (salgo varias veces de espaldas) o mandarla al archivo definitivo, lease contenedor de basura.
Sulaco, es que en la Ballena, en vacaciones, además domingo, los cines serán peor que mordor, vamos estarán infestadas y atestadas como las cuevas de Saruman bajo Isengard antes de que los Ents las "lavaran".
Otra de las cosas por las que voy de poco a nada al cine, siempre hay algún "idiota grupo" que da la nota, y como yo soy de los que le planta la mosca si los tengo cerca, cabría la posibilidad de que algún día acabe en andanada de ostias, y ya estoy algo viejo para eso.
No, si me acordé de las madres de los que hicieron la película, que es una M-I-E-R-D-A de las que duelen. Seis euros tirados a la basura. La gente se comportó. Yo hasta hubiera preferido que la gente empezara a tirar cosas a la pantalla para poder hacerlo también.
sulaco, escupirle no le iba a escupir. Así que me preguntó y yo le respondí. Y ya se sabe. Una cosa llevó a otra...
Me ahorro pues buscarlo siquiera.
La verdad es que la última, la del agua cayendo, me gusta. La prefiero a la versión con el agua completamente congelada, que tampoco me disgustó.
Pues menos mal que me puse malo y te dejé abandonado, porque no me apetecía ver la de Spanish Movie.
Luis, es una mala costumbre que tengo. Casi siempre que hago una salida busco la forma de pasarlas al ordenador -no recordaba que la cámara se podía conectar directamente y pude hacerlo pese a dejarme el lector CF en Madrid- y revisar unas cuantas. Por si me da por escribir alguna anotación en el blog al respecto.
Obviamente corrían otros tiempos y otros barrancos. Soria es más un reflejo de ilusiones que de visiones prácticas.
Como le decía a sulaco, para leer lo que está/estaba en la Web, casi que paso.
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