Esta bitácora no deja de ser un rincón personal, un registro inconexo, o un suplemento de mi memoria, de mi propio viaje por la existencia. Ni yo mismo tengo claro por qué continúo con ella, ya que consume tiempo, o directamente no puedo atenderla por otras causas, y que cada nueva entrada supone un verdadero parto. Tal vez por la ilusión de trascender a mi propio ser; o por dejar constancia de aquello que forma parte de mi vida y por lo que tengo un especial interés, como legado de dudosa utilidad para las próximas generaciones. Puede, incluso, porque soy un poco exhibicionista. O para dar satisfacción a un deseo de escribir que nunca supe bien como reconducir, permitiéndome de vez en cuando ensayar la escritura y ejercitar la organización de ideas. Sea como fuere, no hay en ella nada que, desde mi punto de vista, merezca especial atención por parte de nadie. La media de visitas es de unas veinte o treinta diarias. Muchas de ellas, creo, por accidente y porque los buscadores la posicionan en puesto elevados. Y es algo que tampoco me importa demasiado, pues en realidad escribo para mí mismo y para los pocos conocidos, amigos y familiares, a los que yo mismo les he indicado la forma de encontrarla. Y así habrá de seguir.
lunes, 16 de enero de 2012
Directorios no, gracias
Ultimamente he recibido un par de «ofertas» a participar en una idea vieja, pero que vuelve a circular —o que no ha dejado de hacerlo nunca—. Hablo de los directorios de bitácoras. A mi mujer también le han llegado ofertas similares. Imagino que agrupar y categorizar las distintas bitácoras o blogs que hay en el universo puede tener importancia para alguien. Sin embargo, teniendo Google, a día de hoy no se me ocurre una utilidad concreta, salvo aquella de permitir meter publicidad en el sitio y sacar perras a costa de ello. Tal vez sea o muy tonto o muy mal pensado; o las dos cosas. Por esta visión del asunto tan personal que tengo, el que te lleguen ofertas por correo puede ser pesado, pero que te lo dejen como comentarios resulta realmente molesto. He borrado las dos que había y borraré en el futuro cualquier oferta similar que hagan por este medio. Así que…
Por favor, abstenerse de dejar comentarios ofreciendo el intercambio de enlaces. Más aún si lo que ofrecen es un directorio.
Esta bitácora no deja de ser un rincón personal, un registro inconexo, o un suplemento de mi memoria, de mi propio viaje por la existencia. Ni yo mismo tengo claro por qué continúo con ella, ya que consume tiempo, o directamente no puedo atenderla por otras causas, y que cada nueva entrada supone un verdadero parto. Tal vez por la ilusión de trascender a mi propio ser; o por dejar constancia de aquello que forma parte de mi vida y por lo que tengo un especial interés, como legado de dudosa utilidad para las próximas generaciones. Puede, incluso, porque soy un poco exhibicionista. O para dar satisfacción a un deseo de escribir que nunca supe bien como reconducir, permitiéndome de vez en cuando ensayar la escritura y ejercitar la organización de ideas. Sea como fuere, no hay en ella nada que, desde mi punto de vista, merezca especial atención por parte de nadie. La media de visitas es de unas veinte o treinta diarias. Muchas de ellas, creo, por accidente y porque los buscadores la posicionan en puesto elevados. Y es algo que tampoco me importa demasiado, pues en realidad escribo para mí mismo y para los pocos conocidos, amigos y familiares, a los que yo mismo les he indicado la forma de encontrarla. Y así habrá de seguir.
Esta bitácora no deja de ser un rincón personal, un registro inconexo, o un suplemento de mi memoria, de mi propio viaje por la existencia. Ni yo mismo tengo claro por qué continúo con ella, ya que consume tiempo, o directamente no puedo atenderla por otras causas, y que cada nueva entrada supone un verdadero parto. Tal vez por la ilusión de trascender a mi propio ser; o por dejar constancia de aquello que forma parte de mi vida y por lo que tengo un especial interés, como legado de dudosa utilidad para las próximas generaciones. Puede, incluso, porque soy un poco exhibicionista. O para dar satisfacción a un deseo de escribir que nunca supe bien como reconducir, permitiéndome de vez en cuando ensayar la escritura y ejercitar la organización de ideas. Sea como fuere, no hay en ella nada que, desde mi punto de vista, merezca especial atención por parte de nadie. La media de visitas es de unas veinte o treinta diarias. Muchas de ellas, creo, por accidente y porque los buscadores la posicionan en puesto elevados. Y es algo que tampoco me importa demasiado, pues en realidad escribo para mí mismo y para los pocos conocidos, amigos y familiares, a los que yo mismo les he indicado la forma de encontrarla. Y así habrá de seguir.
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2 comentarios:
A mí me están tocando los mondongos con el formulario de contactar ofreciendo lo mismo y estoy por quitarlo u ocultarlo.
A mi también me tienen frita.
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