Leer es igual de malo para tu salud que ver la televisión y te garantizará, de igual forma, horas de mucha inactividad sedentaria que acabarán llevándote a un infarto y a padecer obesidad mórbida. Pero al menos tu cerebro no terminará de pudrirse completamente consumiendo dosis masivas de Gran Hermano y de telebasura en general. La idea es que cumplas la preclara visión de aquel fantástico orador, del que ya ni recuerdo el nombre, que en un acto de inauguración deportiva soltó un demoledor "Mens sana in corpore sepulcro". ¡Hala! Ya tienes tu mantra.

Como la serie tiene ya unos cuantos años (se empezó a publicar en el 1983 -¡joder, la de años que tiene!-), las ediciones en rústica de bolsillo no son fáciles de conseguir, en particular los primeros libros y en Las Palmas, donde este tipo de cosas son más complicadas de obtener. Pero siempre puedes solicitarlo en tu librería de confianza, o en la que te garanticen que los conseguirán, porque aún se pueden conseguir. Es más, también te puedes suscribir, como he hecho yo, a la colección que han anunciado en la televisión. Sí, me he suscrito, porque aunque ya tengo unos cuantos libros en casa, así por lo menos me garantizo que conseguiré los que me faltan, y sin pelearme con el librero porque se retrasan. Los duplicados acabaré regalándolos. En realidad todos, porque una vez los lees no hacen más que acumular polvo. Así que hazme un poco la pelota e igual te los doy.

Harto -hasta zonas donde pica por no dar nunca, o hacerlo rara vez, la luz del Sol- de escuchar a los canonizadores de Tolkien como el verdadero profeta de la fantasía que mola, me revelo y confieso que el Tolkien en cuestión es, en la mayor parte de su bibliografía, señor de los anillos incluido, un escritor insufrible e infumable que no entiende de verdad la esencia del género fantástico. Pratchett consigue lo que no han conseguido muchos escritores que narran sus patéticas historias de héroes llamados a ser grandes, pero con momentos de debilidad comprensible, y de elfos maricas de corazón bondadosos: Pratchett te da diversión con fantasía pura, cruda y cínica, de antihéroes y revolviendo todo lo que ya dabas por cierto en el género. Aprovechando para aportar cierta, si no mucha, crítica social de trasfondo.
En fin, que si eres de los tarados que se vanaglorian de conocerse de memoria la línea descendiente de Isildur y ser capaz de enumerarla sin respirar -que ya hay que ser tarado, ya- en tus partidas de rol pijo, delante del resto de mongólicos de tu clan, pero eres incapaz de recordar los reyes visigodos del país en el que vives -ni lo que es un godo-, aunque se vaya en ello la posibilidad de que pierdas -por fin- tu virgnidad, entonces esta serie no es para ti. Tampoco si no tienes capacidad intelectual para disfrutar los buenos libros como se merecen; estos o cualquier otro. Ahora bien, si tienes algo más de una neurona raquítica y quieres pasar un buen rato, soltando alguna que otra carcajada, en general es una serie muy recomendable y, en particular, estos dos libros más. Historia repleta de momentos geniales, con personajes muy cobardes, tanto que dan pena, con héroes legendarios absolutamente imperfectos y con un baúl con patas que más quisiera uno tener para si mismo (la de gente que acabaría dentro de él, en mi caso). En definitiva, una historia que te hará pasar un buen rato y que te dejará un buen sabor de boca deseando más (y espero que con "buen sabor de boca" no se te haya pasado por la cabeza lo que le haces a tu amante y no a tu pareja estable, guarr@).
5 comentarios:
Totalmente de acuerdo contigo en lo de Tolkien. Es una puta mierda de escritor que ha cubierto de heces el genero fantástico.
Pratchett es muy ameno
Yo entraba a estirarte de una oreja por haber faltado a tu cita diaria, pero he leído que Tolkien es infumable e insufrible, y sintiéndolo mucho, estoy en total desacuerdo. Yo me he fumado y he sufrido muy a gusto a Tolkien. Si Hollywood no hubiese metido mano otro gallo cantaría.
Pero bueno, para gustos los colores.
Sulaco, Pratchett es de esos escritores ligeros que, pese a que se acaba repitiendo más que el ajo, son muy buenos compañeros de cama, de transporte público y de playa. Por lo menos sus libros.
Anónimo (que creo que te conozco), como dices para gustos los colores, pero no sé si has intentando leerte el Silmarillion, donde éste "artista" de la narrativa demuestra lo que realmente le va, inventarse universos con sus leyendas y batallas y aburriendo con unos detalles excesivos e innecesarios. El señor de los anillos lo leí mucho antes de las películas, que para serte sincero me parecieron mucho mejores que el libro. Tenía que saltarme párrafos, páginas y hojas enteras porque se excedía en descripciones de paisajes y detalles que, repito, eran del todo innecesarios. El Hobbit sí fue un libro entretenido.
En fin, yo no quito que Tolkien sea grato para mucha gente, como Kundera y su insoportable levedad lo sea para mí, pero desde luego me hace gracia que la mayoría de la gente que lo conozca lo defienda por un mamotreto con toques algo duros de masticar -¿qué coño pinta Tom Bombadil?- y luego desconozca lo indigesto que es el Silmarillion.
Eso sí, hay que reconocerle que capacidad tenía el menda como para inventarse una lengua. Lo que me alucina es que haya peña que se dedique a aprenderla. ¿Para qué cojones queremos entonces el Esperanto?
Pero bueno, para gustos los colores, los olores, los sabores, los sonidos y... ¿los "tactores"?
Hay grandes literatos con trayectorias apabullantes salpicadas por algún que otro bodrio. Nadie es perfecto. De todas formas, seguro que hay miles de personas a las que les encantó "El Silmarillion". Yo no lo he leído ni pienso hacerlo.
Que le os den a Tolkien y a ti.
Eso, que nos den, que nos den.
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