Suelo escribir los artículos de mi blog el día anterior. Generalmente por la noche. Sin embargo ayer la cosa se torció bastante. Después de satisfacer un antojo, saliendo a desayunar churros con chocolate, y pasar por Canaima a recoger un libro que tenía encargado, volvimos a casa con la intención de bajar a la playa un rato. Y ahí fue donde se jodió el plan. Debía ser el bochorno del día, pero al llegar a casa me quedé tumbado. Me caía para los lados y no podía con mi alma. Y esa sensación de agotamiento duró todo el santo día. El bochorno que hacía, esa mezcla de calor y humedad, o el haberme metido con el cielo de los musulmanes y sus vírgenes celestiales -que el castigo divino también cabe en las teorías conspiranoicas-, hicieron de mí algo menos que una persona. Aunque yo me decanto más por las velas negras que han estado dedicando mis enemigos a mi persona durante las semanas pasadas. Si el amor mueve montañas, el odio es capaz de reducirlas a gravilla y hacer una bonita urbanización a partir de los escombros.
Las prisas por conseguir el DNI el viernes estaban motivadas porque quería ir el fin de semana a Tenerife y, para volar, hace falta tener el documento. Suerte que al final optamos por quedarnos en casa, porque para estar en mi peor estado posible, prefiero tener la televisión y la cama cercas.
Hoy me he levantado tarde y he esperado a recuperarme un poco, pues aún me encuentro sudando como un pollo apenas me muevo y con un dolor de cabeza que me acompaña a todas partes.
Odio los fines de semanas improductivos. Entre los plantes para este fin de semana estaba el de empezar a mirar temas de programación Web, porque tras mucho años trabajando en 'trastienda' me apetece meterme con la parte de interfaz más directa. Por eso y porque tengo la idea de montar un negocio en Internet. ¿Quién sabe dónde acabaré? Seguramente en el paro, como la mayoría de la gente cuando la crisis se convierta realmente en crisis y no en este malestar mediático que nos tiene a todos con los nervios a flor de piel.
Bueno, por hoy el esfuerzo ha sido bastante. Paso de seguir escribiendo y voy a seguir vegetando un rato frente a la tele, a disfrutar de la película Pozos de ambición, que por cortesía del videoclub Óliver la veré en calidad Blu-Ray y sonido 5.1, por 2,6 € (caro, pero no tanto como comprarla). ¿Quién necesita ir al cine para disfrutar de la experiencia de ver una buena película con la máxima calidad? Además, así no me estorba la peña comiendo roscas o cuchicheando durante la peli.
Si eres de mis enemigos que se han dedicado a odiarme intensamente y proyectarme su energía maligna no te preocupes, me recuperaré para que sigas odiándome un poco más durante algo de tiempo, ya que parece que esa es tu razón de ser. Me queda mucha guerra que dar. De momento alégrate porque esté tan hecho polvo este fin de semana y ahórrate unos euros en velas. Al menos hasta que me recupere.
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