Los juegos de Hollywood, o Hollywood Goes Gaming, como se llama en su versión original, es un entretenido documental sobre la historia de la relación entre la industria de los videojuegos y del cine, siendo ambas las dos principales industrias de entretenimiento a día de hoy (la del sexo bajo demanda no es legal, aún). ¿Cómo que la industria del videojuego no da dinero? Si lo dice el Mundo tiene que ser completamente cierto, que fueron los únicos que dijeron la verdad sobre la conspiración del 11-M. Al menos eso es lo que ellos creen. Y si en España da esos resultados, imagínate en lo que no es España.
Tanto si te gusta jugar, como si no sabes de la misa la mitad, es un documental entretenido, en el que se van contando anécdotas de juegos viejos y rancios y de adaptaciones modernas, y del enfoque que han dado sus directores, algunos especializados en adaptar videojuegos, como el cutre e infumable, pero hiperproductivo, Uwe Boll, que más que hacer, lo que se dice hacer, parece cagar películas. Anecdótico el reto de partirle la cara a los críticos en un cuadrilátero.
También anecdótico el horripilante fracaso de la adaptación a la consola Atari de la película ET. Sí, sí, el programador original sigue vivo y no lo quemaron en una hoguera alimentada con los cartuchos que devolvieron los compradores.
En fin, es un documental que merece la pena ver, aunque si no te va mucho la temática tampoco te va a aportar nada de importancia vital a tu existencia, y del que tampoco puedo extenderme más porque entonces te lo contaría entero. Y se trata de que lo veas tú. A estas alturas ni te voy a decir que no infrinjas las normas del buen consumista y esas cosas, porque eres un caso perdido y tu mente ya es esclava de los vicios que ofrecen las mafias del P2P. Qué pena. Parecías buena persona, después de todo.
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