Pese a lo que yo mismo creía que iba a suceder, que me cansaría al par de días, aún sigo con esta reencarnación de blogs (la quinta, si no he perdido la cuenta). Me lo he tomado un poco más en serio, pero al mismo tiempo con más tranquilidad. En los casos anteriores, cuando decidía ponerme con ello, me lanzaba a escribir tropecientas chorradas durante unos días (algo así como un Big Bang Bloguero), lo que me dejaba exhausto a los pocos días y con pocas ganas de seguir. Al poco me volvían a entrar las ganas y otra vez, resultando este mal hábito en una bitácora (siempre he dicho que me gusta más el término 'bitácora' que 'blog') inconstante y casi anárquica. Para este caso me planteé el reto de intentar escribir "una (y solo una) entrada al día". Y, hasta el momento, y para asombro propio más que para asombro de extraños, lo voy consiguiendo.
Confieso que en más de un momento estuve tentado de pasar de escribir la del día, durante el mes de agosto, pero escribir me resulta un ejercicio gratificante y para -y por- eso lo hago. Mi intención no es tanto conseguir cientos de devotos adeptos al volcar experiencias irrepetibles, o transmitir sabiduría sin parangón al resto de la humanidad. Tampoco me preocupa en exceso si me leen o no. Se está convirtiendo en un hábito y en un ejercicio intelectual necesario. Conseguir un hábito es algo que valoro mucho. Para alguien que es bastante anárquico con sus hábitos -o su falta de ellos-, conseguir hábitos constantes se convierte en una lucha contra uno mismo. Nada que decir sobre lo importante de escribir, aunque sean chorradas miserables de importancia insignificante, porque escribir fortalece el cerebro y la mente. Y prefiero escribir cualquier tontería que pegarme a la televisión a vegetar.
Como digo, de momento parece que lo voy consiguiendo y me llena de orgullo llevar un mes haciéndolo sin parar. Ahora sólo queda conseguir que perdure el hábito.
Mi primera bitácora la empecé, creo, a mediados de 2004. Descubrí -después que muchos otros, lo sé- que un blog podía ayudar a gestionar el conocimiento no estructurado generado en el día a día de los proyectos, de forma que con poco esfuerzo se consiguiese almacenar para usos y generaciones futuros. Los que estábamos involucrados en los proyectos que llevaba en ese momento comenzamos a dejar nuestra impronta en forma de pequeñas -y no tan pequeñas- anotaciones. Desde entonces el uso de una bitácora de proyecto es una práctica que intento mantener y difundir en cada una de las empresas y grupos de profesionales con los que trabajo. Lo intento, aunque no siempre resulta bienvenida la idea.
Creo que fue un año después, sobre mayo de 2005, cuando empecé una bitácora de tipo personal. La abandoné a las dos semanas. En septiembre empecé otra y lo mismo al poco tiempo. Luego otra y otra. La última, anterior a la actual, duró un poco más que las predecesoras. Alguna aún sigue existiendo, sin comer, desde principios de 2006. Creía que ya habrían desparecido por inanición.
Atendiendo a mi proceder, lo que hay que esperar es que ésta nueva muera en poco tiempo y que, tras un tiempo de silencio, exista una reencarnación más. Pero de momento la intención es que perdure. El Tiempo, ese gran maestro, dirá.
Mientras me empecino en seguir con mi "uno al día" (parece el eslogan de un supositorio), voy a pedir que eliminen las que tuve en La Coctelera. Antes de hacerlo, sin embargo, voy a traspasar las viñetas de "Desvivencias", un intento de cómic, que realicé hace dos años usando el servicio de Witty Comics. A mi entender, estas tiras son lo único salvable de aquel tiempo.
Repasando el contenido de la serie no me queda otro remedio que reconocer que tengo un sentido del humor ligeramente enfermo, pero esto es lo que hay. Lo tomas o lo dejas.
Cuando hice la primera tira no sabía si continuaría, ni que la serie se llamaría "Desvivencias", de ahí que tenga como título "rayada 1". Cosas del directo, dicen. Después de unas cuantas tiras, acabé cansándome y lamentando no tener más posibilidades para representar las ideas que tenía en mente para continuarla.
Bueno, ya están aquí las viñetas. A buen recaudo. Al menos hasta que vuelva a cambiar y decida dejar esta bitácora o blog. O, directamente, borrarlas. Un poco de incertidumbre también hace atractivo el día a día.
Ya estamos a miércoles. Qué rápidos están pasando los días. Sospecho que hoy también será un gran día. Y hoy retomo las clases particulares de inglés. Lo dicho, va a ser un gran día.
2 comentarios:
Qué risa, de verdad. Con las primeras me meaba :-)
Te agradezco el comentario y me agrada saber que gustaba.
Publicar un comentario