Debí sufrir una conmoción cerebral de niño, pues hay ciertas manías contra las que no puedo, y la verdad que no quiero, luchar y cambiar. Espera, espera... ¡Anda, que sí que sufrí una conmoción de niño! Estuve inconsciente durante catorce horas, hospitalizado, después de ser atropellado y lanzado unos cuantos buenos metros por el aire -volé, sí, volé- por un coche, camino del colegio. Eso podría explicar muchas cosas... Pero que me odies por ser tan genial no es de las que puede explicar. Eso es deficiencia de vitaminas y problema mental enteramente tuyo.
A lo que iba. Desde hace un tiempo casi incontable, y poco después de la desaparición del último de los dinosaurios, mi bisabuela, he sufrido del 'síndrome del contador', cuyo término voy a registrar para que no empiece a usarse indiscriminadamente por la fauna descerebrada que pulula e hincha, cual fosa séptica, la mayoría de las bitácoras. Y es que me gusta tener registrado y ver cómo avanzan los indicadores que yo mismo defino. Ejemplo de ello podría ser la aplicación que comentaba la semana pasada, en la que puedo disfrutar de cómo se abusa de y violenta a la CPU de mi bien amado iMac.
Así dicho, no es de extrañar que encuentre fascinante el contador de reproducciones -que no es el de las veces que mis genes egoístas intentan clonarse en este universo- que ofrece el iTunes para cada una de las canciones que tengo en mi biblioteca, algo engordada, por cierto. Y contar lleva a conocer cuáles son, desde que vengo usando el iTunes como reproductor y herramienta de sincronización del iPod, las canciones o temas musicales que más escucho. La siguiente imagen es la captura de lo que hay clasificado como "mis 25 más escuchadas". En su momento amplié la lista para que fuesen 100 y no 25, pero no me cabían tantas líneas en la pantalla a la hora de capturar, así que lo dejamos en 25 y no se hable más.
Aunque injusto con las dos décadas anteriores, de adicto a la música, que llevo escuchando por herencia desde muy pequeño, lo cierto es que, salvando ciertas distancias, lo que recalca la lista es que lo que me molan son las bandas sonoras, sin ningún tipo de duda. Además, y otra vez excluyendo algunos casos extremos, algo que comparten la casi totalidad de las 100 canciones que hay en la lista, es que el promedio de escucha por canción, al que me empuja mi carácter obsesivo compulsivo, se sitúa entre las veinte y las treinta veces, estancándose más o menos en esa cantidad.
Si fueras muy quisquilloso, que seguro que lo eres, estarías pidiendo explicaciones de algunos temas que aparecen en esa lista y por qué, por ejemplo, no tienen las estrellitas de las que deberían ser merecedores por estar en tan alta posición en el ranking. La explicación es sencilla si atendemos a que me encanta caminar y que hay épocas en las que, cuando lo hago y quiero llevar una buena marcha, me meto música algo 'más cañera'. De hecho estuve escuchando la selección de canciones elegidas para la banda sonora de la película Matrix durante casi un mes, todas una detrás de otra y repitiéndolas cuando, cada tarde, caminaba, casi trotaba, durante hora y media a la salida del trabajo. Las canciones sin las estrellas, sin embargo, han sido repetidas veces rechazadas cuando el iTunes me las ha ofrecido de forma aleatoria. Algún día les pondré su justa medida.
Pero esta lista es parcial e incompleta, porque es estática. Solo suma, acumula o incorpora y es demasiado reciente para tomarse como cierta e infalible. El disco Tubular Bells o el disto The Wall los habré escuchando más de cien veces en mi vida, y no aparecen ahí, en esa lista, porque eso fue hace casi una década. Se puede concluir, por tanto, que introducir contadores en un instante determinado desvirtúa la realidad y emborrona el pasado. Pero también es cierto que la realidad la reescribimos con cada palabra, así que menos da intentar ordeñar una mosca.
El otro problema es el carácter estático. Sí, son las veinticinco más escuchadas en los casi dos años que tengo el iPod, pero por ejemplo, si quisiera estudiar los cambios según época, no me serviría. iTunes no te ofrece, hasta donde yo he podido observar, la posibilidad de conocer las 25 más escuchadas en agosto, por ejemplo. Ni en el último semestre, tampoco. Con ello, a medida que pasa el tiempo, va perdiendo valor, por saturación, este indicador. Sí, dentro de 10 años, y suponiendo que el promedio de escucha activa de la música que me gusta oscila entre 30 y 50 veces, no podré saber cuándo ni en qué momento ascendieron unas u otras. Y es que le falta, para mi gusto, la dimensión tiempo. Porque reconozco que soy, además de un enamorado de los contadores, un enamorado de las gráficas de colorines. Me apasionan.
Por cierto, 2 años de escucha activa de música solo representa un 0,07% de los años que llevo sodomizando mis oídos con toda clase de ruido que algunos llamamos música.
En la empresa actual me he visto recompensado con la posibilidad de cabalgar un proyecto para la representación y análisis de datos en tiempo real, recogiendo e ilustrando KPIs para un buen cliente. Ha sido un proyecto muy entretenido, no sin contratiempos -porque si no no sería entretenido- que siempre se han podido salvar gracias a la profesionalidad de la gente que tenía a mi alrededor. Creo que el resultado neto final ha sido satisfactorio y que lo importante, que es que el cliente obtenga un buen producto, se ha conseguido.
Como arquitecto de la solución global, de lo que -permítanme ser inmodesto- me siento bastante orgulloso, y enfrentado a muchos requisitos de restricción, lógico por otra parte, pues el tiempo para hacer filigranas no es infinito, me siento particularmente contento de lo vistoso del resultado, en el que gracias al trabajo de muchos se ha conseguido una buena herramienta. Eso sí, el toque visual final fue enteramente curro de la desarrolladora web. No ha lugar a mostrar nada que pertenece a la empresa, por lo que nos conformaremos con lo que aparece en la web de la biblioteca empleada: JpGraph. ¿A que son hermosas? Las gráficas de colorines tienen un no sé qué difícil de describir. En particular la última es de la que más orgulloso me siento.
Me gusta programar. Y dado que la programación es lo que me ha permitido llegar bastante arriba en la profesión, muchas veces me gusta practicar un poco el arte que llevo aprendiendo durante dos tercios de mi vida y del que aún no me considero experto. Así que igual, por eso de no perder sensibilidad ni forma, me pongo a meterle la dimensión tiempo a las 25 más escuchadas del iTunes y me dedico a hacer gráficas de colorines que solo servirán para mi propio disfrute personal. Algo así como practicarme una doble masturbación intelectual.
3 comentarios:
Cojonudo, somos gentes de gráficas, estadísticas y todo eso :)
Y tienes un buen criterio musical (o eso me parece a mi con esos favoritos)
Saulo, mantengo listados de las películas que veo, donde, lo que me gasto y demás. En google docs y con gráficas espectaculares. Y el periodo que paso en una empresa lo mido en películas manteniendo un listado. En la actual llevo más de seiscientas cincuenta películas.
bleuge, disculpa la tardanza en responder, pero he tendio un fin de semana "movidito". Me apasionan las gráficas, sí. Y me gustan las estadísticas, también. Cuando se tiene un poco de cerebro acaba pasando eso :-)
En cuanto al gusto... ¿qué quieres que te diga? Es el mío y ya con eso es suficiente para ser buen :-)
sulaco, Me parece un muy buen indicador estadístico. Si fuese tanto al cine me plantería copiarlo, pero no es el caso. Voy al cine unas tres o cuatro veces al año, no más.
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