miércoles, 31 de marzo de 2010

Las siete plagas

      —¡Papá!
      —Ayayayayayay… Porfavornogrites. Tengo un resacón tremendo. Otra vez me la lió Odín anoche. Buff… Menuda juerga… Ay… Y este Zeus…
      —Perdona, papá. ¿Papá?
      —¿Eh? Ah, sí… Estooo… ¿Jesús? ¿Tú eras Jesús, verdad?
      —Sí, papá, soy tu hijo Jesús.
      —Bien, bien. ¿En qué te puedo ayudar? Esperaesperaespera... Por favor, no grites. Con calma, hijo mío.
      —Sí, papá. Con calma. Pero de forma clara y directa. Lo de la Tierra es insostenible. Tengo a Mahoma todo el día burlándose de mí y…
      —¿La Tierra? Espera, que no logro recordar… ¡Ah! Sí, aquel pequeño planeta habitado por monos. Jé. Esa fue una buena. Ahí ensayé lo de la evolución y esas chorradas. Qué buenos recuerdos. Me lo pasé muy bien metiendo miedo a toda esa gente con el truco de la zarza ardiendo y esas cosas. Jo jo jo…
      —Sí, papá. La Tierra. Esa misma.
      —… y lo del niño nacido de virgen… Esa fue muy buena también. ¡Hasta Huitzilopochtli se tuvo que chupar esa jugada!…
      —Sí, papá. La Tierra. El hijo nacido de mujer virgen.
      —… ¡Qué época más fantástica! ¿Eras tú el hijo de una virgen?
      —Sí, papá, ese soy yo. Jesús. De Nazaret. ¿No lo recuerdas?
      —Sí, bueno… ¿Nazaret, dices? Bueno, si tú lo dices… ¿Y qué necesitas, Jesús, hijo mío? ¿Es algo relativo a tu madre…? ¿María, no? Sabrás que lo de su virginidad y todo eso fue un montaje, ¿verdad? Yo era joven y ya sabes…
      —Sí, papá, ya lo sé. No es por mi madre, la Virgen María. Es por la Tierra…
      —¿Qué le sucede a la Tierra? ¿No está ya fuera de servicio? Creí que había acordado con Luzbel que él se encargaría de hacer limpieza.
      —No, papá. Al final decidimos mantener lo del libre albedrío y esperar a ver qué sucedía. Me dejaste al cargo de la fe de esos mortales. Y al otro que no hace más que regalar vírgenes.
      —Cierto, cierto… ¿Jesús? ¿Verdad? Mi memoria ya no es lo que era y a veces te confundo con ese otro profeta con el que estuve ensayando… ¿Cómo se llamaba? ¿Mahoma? Sí, eso es. Mahoma. ¿Cómo le va a tu casi hermano Mahoma?
      —Demasiado bien. Encantado regalando vírgenes a todos los que se inmolan en su nombre y en el tuyo, papá.
      —Je, je, je. Esa fue una buena también. ¿Cómo va nuestro stock de vírgenes, por cierto?
      —No lo sé, papá. Eso se lo tendrás que preguntar a Mahoma.
      —Te voy a contar un secreto, hijo mío… Jesús. Ahí se la jugué bien a Mahoma. En realidad contraté los servicios de una clínica china experta en reconstrucción de hímenes y nuestras… esto… vírgenes van rotando. Así mantenemos un stock reducido siempre circulando. Reciclamos vírgenes, por así decirlo. Lo único que me preocupa es que no entren muchos a la vez, porque entonces se notaría demasiado el… desgaste… si la rotación es demasiado rápida. ¿Cómo va el stock de vírgenes?
      —Ya sabía eso, papá. Hasta Mahoma lo sabe, pero a él lo que le hace gracia es regalarlas para que sus fieles se suiciden en su nombre. Y te repito que lo del stock se lo tendrás que preguntar a Mahoma.
      —¿Y si no has venido para hablar del stock de vírgenes para qué era entonces… Jesús? ¿En qué puedo ayudarte?
      —¡La Tierra, papá! ¡La Tierra!
      —Nogritesporfavortelopido… la cabeza me va a estallar…
      —Lo siento, papá. Con calma, sí.
      —¿Y qué pasa con la Tierra, hijo mío?
      —No es exactamente "con", papá. Es "en". Lo correcto sería preguntar «qué pasa EN la Tierra, papá».
      —Vaya, sí, Jesús. Ya recuerdo. Jesús, el pedante. El de los panes y los peces. Bueno. A ver… ¿Qué pasa EN la Tierra?
      —La situación es insostenible, papá. Tú ministerio… Mi ministerio, aquellos que han de llevar tu palabra a la Tierra, se han desviado. Son unos depravados. Abusan de menores.
      —¿Abusan?
      —Sí. Sexualmente.
      —¿Sexualmente?
      —Sí, papá. Abusan sexualmente de menores de edad. De niños, papá. De niños. Relaciones sexuales con niños, papá. Hablo de pederastia, papá. Es horrible.
      —¿Y eso es malo? En el planeta Xunapulcurno, de Alfa Centauri IV y mi victoria número cientocuarenta y tres billones doscientos uno mil cinco, eso es lo más normal del mundo…
      —Papá, abusar de niños es pecado en la Tierra. Está muy mal visto y va contra el celibato impuesto a tus representantes en ese planeta. Los curas no pueden hacer eso, papá. Lo curas tiene prohibida cualquier relación carnal. Y menos aún con niños. Está terminantemente prohibido.
      —¿Y yo prohibí eso?
      —En realidad fue más bien una ocurrencia de Pablo…
      —¿Pablo? ¡Ah, sí! El del caballo. Jo, jo, jo. Menuda leche le di a ese. Estuvo ciego un buen rato. ¿Y cómo era aquello? ¡Ah, sí! «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?»
      —¡Papá!
      —¡No grites! ¡Leñe!
      —Perdón, papá. ¿Puedo seguir?
      —Sí, por favor, que ya empiezo a tener un poco de apetito y quiero darme una ducha antes de fabricar otro mundo. Creo que a este le voy a dedicar dos semanitas para currarme un poco mejor lo de las nubes. Nunca consigo que las nubes salgan a mi gusto.
      —Sí, las nubes, papá. El problema es de imagen, papá. Llevo dos mil años intentando por todos los medios que tu nombre sea enaltecido, recordado, admirado. Intentando ganar adeptos para tu causa, para dignificar tu imagen, papá. Luchando contra todos aquellos que vilipendian la idea de ti y de tu magnificencia. Y lo que están haciendo es malo para tu imagen, papá. La gente ya no cree en la iglesia. La gente ya no reza. No te respetan, papá. Ya pocos creen en ti y en que realmente te preocupes por ellos. Por unos pocos curas descarriados estamos perdiendo fieles. Y eso es malo, papá. Imagina lo que pensarán tus compañeros si llegan a enterarse. Habrías perdido la partida en ese mundo, papá. Bajarías puestos en la clasificación general en la liga cósmica de dogma y fe.
      —Ahora sí que estoy convencido que fue mala idea no desmontarlo después de la partida. ¿Y qué dicen los curas?
      —Lo niegan, por supuesto.
      —Eso está bien. ¿Y cuál es el problema entonces? Ellos son mi palabra en la Tierra. Y mi palabra es Ley. ¿No?
      —Más o menos, papá. Más o menos. El problema es que ha pasado mucho tiempo desde que te presentaste por última vez. La población es cada vez más insensible a lo que puedan decir tus representantes. Ya nadie escucha tu palabra con el mismo temor y la misma humildad. Y la prensa… Maldita sea mil veces la prensa y todos sus seguidores. Eso fariseos de los medios y su ánimo de lucro. Y los blogueros… Esas serpientes inmundas y pestilentes que no hacen más que amplificar los ecos de esas ridículas e insignificantes necesidades perentorias de tus representantes. Habría que empalar a todos esos blogueros metomentodo. La Tierra está en peligro, papá. Ya no hay valores religiosos. ¿Y qué son unos pocos niños malparados contra el bienestar de la Tierra? Cierto que hay unos pocos curas descarriados. ¿Pero y todo el bien que ha hecho mi… tu iglesia en ese mundo? ¿Para eso me sacrifiqué por ellos muriendo en la cruz? Eso dolió, papá. ¿Y todo para qué? ¿Papá? ¿Me estás prestando atención, papá?
      —¿Eh? ¡Ah! Sí, sí. Fariseos. Prensa. Mal. Todo me parece muy mal, hijo mío. Esto habría que arreglarlo. Arreglarlo, sí.
      —¿Y qué vas a hacer, papá?
      —¿Yo? Esto… Esto parece más bien un trabajo para Mahoma, Jesús. ¿Por qué no le pides que vaya él a solucionarlo, hijo mío?
      —Él tiene otros seguidores, papá. Montó otra religión. Para enaltecerlo a él antes que a ti, papá. Además, Mahoma lo arregla todo pidiendo a sus fieles que se sacrifiquen a cambio de vírgenes. No son actos desinteresados, papá. Como los que yo exijo en tu ministerio para honrar tu gracia.
      —Sí, ya, bueno… ¿Y qué sugieres que hagamos, hijo mío? Si no te entendí mal, creo que la Tierra quedó a tu cuidado y al cuidado de Mahoma. ¿No es así? Y yo ando liado planificando el nuevo planeta-juego con el resto de dioses. Creo que esta vez intentaremos lo del monoteísmo antes que lo del politeísmo, a ver qué tal sale. A ver quién gana la partida. Sigo siendo el favorito, claro. Pero ese Zeus es bastante pertinaz. Esta vez creo que no intentaré lo de la evolución y sí que los haré a mi imagen y semejanza. A ver qué tal se desenvuelven teniendo cuatro patas y una polla como el brazo de un gorila. ¡Je!
      —Estaba pensando en que podíamos hacerlo de nuevo, papá.
      —¿Hacerlo? ¿El qué, hijo mío?
      —Lo de las siete plagas. Para masacrarlos y que vuelvan a creer en ti. En tu implacable deseo de obediencia. O un diluvio. Y, luego, tal vez que yo vuelva a nacer de otra virgen. Renovar el milagro. ¿Qué te parece, papá? Es una buena idea lo de las siete plagas y que yo vuelva a nacer para volver a perdonarlos y renovar el ministerio.
      —Sí, bueno, hijo mío. Verás, Jesús. Es que no sé yo si eso estaría bien. No se ha hecho antes. Las normas son las normas, ya sabes. Y por lo general ya sabes que una vez un planeta ha concluido su tiempo útil le envío un meteorito para erradicarlos. Después Belcebú se encarga de los restos. Es muy peligroso no hacerlo. ¿Qué pasaría si esos… humanos, sí eso… acaban saltando a las estrellas y se dan cuenta que todo es una proyección holográfica y que no hay ni galaxias ni más estrellas que el sol que tienen y esas cosas? Me parece que lo correcto sería terminar con esto ya. Voy a llamar a Satanás. Ya fue bastante trabajo tener que inventar lo de la física cuántica para tenerlos entretenidos unos cuantos siglos.
      —¡Pero papá! Me prometiste que dejarías que yo desarrollara ese mundo, que lo dedicara a enaltecer tu gracia, a honrar tu nombre, a…
      —Sí, ya, bueno… Déjame que lo piense unos días. A ver qué se me ocurre. No veo lo de las siete plagas, no lo veo. Pero lo de volver a enviarte allí. Tal vez eso sí sea una buena idea. Igual consigo librarme de ti un tiempo. Creo que voy a consultar con Vishnú lo de la reencarnación. Me debe algunos favores. Igual eso funciona.
      —De una virgen, papá. Tendría que volver a nacer de una virgen. Bueno, al menos esta vez sí.
      —Ya, una virgen. Vete buscando a ver si encuentras una y me avisas. ¿Ok? Yo voy a seguir pensando en alguna forma de hacerlo creíble. ¿La última vez qué envié? ¿Una paloma? Igual podría enviar un cachalote esta vez. O un elefante. Algo grande e impresionante. Eso me gusta. Déjame que lo piense y ya te contaré lo que decido… ¿Jesús? Sí, eso. Ya hablamos dentro de unos días, Jesús.
      —Prométeme que lo pensarás, papá.
      —Sí, claro, claro. Bueno, me voy yendo, que me espera Azrael por un tema de recogida de desperdicios… Adiós, hijo mío. La Tierra… ¿Cuánto hará que fabriqué la Tierra? ¿Seis mil años? ¿Y qué usé? ¿Leche de cabra rancia o polvo estelar? ¡Ah! ¡Lo de los dinosaurios! ¡Cómo me quedé con todos! Jo, jo, jo… ¿Curas pederastas? Vaya, vaya. ¿Tan feas son las mujeres cuando crecen que hay que fornicar con ellas aún estando verdes? ¿Y los hombres? Eso fue culpa de la evolución, seguro. Era de esperar al elegir a los monos como raíz evolutiva. Todos desviados… ¿Una virgen? Un elefante. Sí, creo que esta vez usaré un elefante para inseminarla. Tendré que resolver lo del acto en sí, no vaya a reventarla y perdamos la oportunidad de que engendre, pero será impresionante ver cómo se lo montan… Reencarnar a… Jesús, sí, eso, Jesús. Reencarnar a Jesús. ¿Y si esta vez lo mando como una mujer? ¿Clotilda? Me gusta Clotilda, sí. Bonito nombre. ¿Había dos o tres sexos en la Tierra? Tengo que consultar en la Divinopedia. Estaría bien que esta vez lo… la sacrificaran en una ceremonia bukkake. Creo que sí, que eso puede funcionar. Va a ser la repera limonera. Como poco otros cinco mil años de fe y dogma incondicionales… Inquisición. Otra vez la inquisición. Eso estaría bien. Jo, jo, jo… Espera a que se lo cuente a los otros. Esta noche la fiesta va a ser monumental. Igual nos podemos sacar unas vírgenes del almacén para animar algo más la velada. Estos chinos hacen maravillas con esa cirugía. Seguro que Odín no puede mejorar esta. Ese hijo suyo, Thor, es demasiado serio y jugando todo el día con el martillito de las narices… La Tierra… ¡Y a Zeus seguro que le saco otros mil puntos en la clasificación! Jo, jo, jo… Ayayayay… Bufff… Menudo resacón llevo, madre mía…

5 comentarios:

sulaco dijo...

Buenísimo. Yo estoy madurando otro enfoque. Lo de los curas quizás sea la primera plaga que nos llega de la mano de los trabajadores de ese sindicato de pervertidos. No se puede esperar mucho de un tío que se pone faldas para ir a trabajar.

Uno+Cero dijo...

Gracias, hombre. Tampoco se puede esperar mucho de aquellos que siguen (y creen) a un tío que se pone falda para ir a trabajar :-)

sulaco dijo...

Más o menos por ahí va mi relato. Si no quieres que un pederasta le haga algo a tus hijos, no se los dejes en su puerta. Ya sabemos en donde anidan así que mejor condenarlos al ostracismo y marcar la casilla correspondiente en la declaración de la renta.

Anónimo dijo...

Jajajaja, muy bueno, si Dios fuese así de bromista mañana mismo me apuntaba a su doctrina, pero sin intermediarios, claro.

Uno+Cero dijo...

sulaco, ya lo he leído y me parece buenísimo. Muy hardcore. Me he echado unas buenas risas :-)

ladronadecalcetines. ¿y quién te dice que no es así? A mí ya me lo parece al habernos hecho a su imagen y semejanza. Mira lo que hemos hecho con el mundo siendo un fiel reflejo de él.