jueves, 7 de agosto de 2008

Tesoros perdidos reencontrados (IV): Las hormonas poéticas

Hubo un tiempo, de prolongada y casi perenne adolescencia difícil, en que era muy enamoradizo y tenía los sentimientos -los buenos y los malos- a flor de piel. Un día, hablando con una buena amiga a la que quería con locura (en el sentido platónico de amistad), le solté lo que pondré a continuación. Le gustó mucho, así que lo usé en más de una ocasión cambiando la destinataria. Un claro uso de reutilización de algoritmos.
Cuando la Muerte venga a recogerme
y a mi espíritu llevarse,
un último hálito de gratitud daré.
Daré gracias por el tiempo vivido,
Daré gracias por haberte conocido.

Me lo encontré apuntado entre cientos de cosas que debería haber tirado hace mucho tiempo.

Otro que también fue de su agrado, y usé mucho:
Cuando el Sol se pone,
la única luz que me quedas eres tú.

Hay que ver lo giliñanga que era con esa edad (que espero ustedes crean que era menor de la que realmente tenía). Mucho romanticismo pero poco ligue es lo que tiene: te ablanda la sesera.

Son de libre uso (algo como el Creative Commons). Eso sí, usarse con moderación. Pueden herir corazones si no se emplean con cautela, discreción y de la forma correcta. Como los esteroides.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Los poemillas prepolvo no, pero te juro por dios y por la tribu de apóstoles que te copiaré lo de "hormonas poéticas".

Uno+Cero dijo...

La expresión también es creative commons. Toda tuya, pues.