Concluye con la entrada de hoy, estos agotadores resúmenes a todas las entradas que he publicado en el último año, su primer aniversario, en la bitácora.
Lo primero que apareció en un domingo fue Tesoros perdidos reencontrados (III): "Mi amigo Rogelio", quizá el único relato que tuvo más aceptación cuando lo dejé leer por ahí. Como pasó con el resto de los días de la semana, al principio no tenía muy claro a qué estaría dedicado el día en que descansó el dios de los cristianos. De hecho, tampoco tuve muy claro durante los primeros días que iba a emplear cada día a un tema distinto. Dudas que perduran. Pero, tal vez por casualidad, a partir del segundo domingo de agosto parece que la cosa derivó en mi lado más jugón. Como jugador me considero de los casuales, de aquellos que pueden pasar largas temporadas sin tocar un mando (aunque luego me pego un fin de semana sin salir de casa machacando a todo bicho viviente). Así, tras la primera entrada de tesoros perdidos, vino Tocar las bolas, o cómo desconectar echando unas partiditas a juegos de usar y tirar, en el que presentaba un par de juegos de esos que enganchan pero que no son, precisamente, para darle mucho a la cabeza. Le siguió Pasar el rato a viejos juegos de PC. Gracias al DOSBox podemos rescatar juegos como el fantástico Doom o el maravilloso Another World. Después retrocedí aún más en el tiempo, hasta el Spectrum, en Viejos tiempos para el jugador casual, comentando la posibilidad de jugar a aquellos maravillosos juegos usando alguno de los emuladores de los que disponemos hoy en día. ¡Qué tiempos los del Spectrum! Acababa agosto y relacionado con el mundo de los videojuegos, en particular el de las consolas de última generación, realizaba una reflexión sobre cómo la gente empobrece la experiencia de disfrutar de una película con tal de verla lo antes posible. Esto era en Blu-Ray, PlayStation 3 y la terrible estupidez humana por querer ser el primero. Sé que hay gente para todo, pero que aún los haya que, por no gastarse el dinero en el cine, no sea capaz de esperar a que la saquen en el videoclub -y por tanto ripeada a calidades excelentes por las mafias del P2P-, y acepten el ver una grabación de cine con calidad pésima tanto de imagen como de sonido, no deja de sorprenderme. ¿No es estúpido mostrar ese comportamiento? De incurrir en él, lo ocultaría a mis amigos.
En septiembre la cosa empezó bastante bien. En la primera mitad publiqué dos artículos relativos al vicio de jugar: La PS3 para el jugador casual y Más de los 8 bits para el jugador casual. En el primero doy gracias al deseo de vender de las productoras de juegos que permiten disfrutar de demos jugables que, al menos, garantizan un par de horas de entretenimiento. Suficiente para el que no busca más. ¿Qué mejor alternativa para pasar un ratito que darse al vicio del mando? En el segundo post sigo con el repaso de máquinas antiguas. En esta ocasión nada como instalarse el emulador del Commodore y jugar a juegos como el Bruce Lee o el Last Ninja. Quien no llegó a apreciar la magnífica banda sonora de Last Ninja no sabe lo que se perdió. Y, como no lo sabría apreciar, tampoco es importante.
Sin embargo, para la tercera semana de septiembre la cosa se tuerce un poco y en domingo sale un triste Un fin de semana absolutamente improductivo. Entrada en la que me dedico a lloriquear sobre lo flojeras que soy con el clima, sin perder la oportunidad de tentar a los que me quieren poco para que sigan odiándome un poquito más. A partir de ahí, septiembre acaba.
Octubre solo traerá dos artículos en domingo. Ambos relacionados con el vicio del videojuego. En el primero, Remakes para el jugador casual, comento cómo hay gente fantástica que suma a su nostalgia de aquellos juegos clásicos una gran capacidad programando ordenadores, de lo que salen verdaderas joyas actualizadas. Yo estuve enganchadísimo al Wizball durante unas semanas. En Un juego que no merece la pena: El poder de la fuerza, segunda entrada en domingo del mes, comento que no hay que dejar llevarse por las apariencias de una demo, que al final uno puede llevarse un chasco. Para PS3.
Desde mediados de octubre de 2008, hay que esperar hasta el primer día de marzo de 2009, coincidiendo en domingo, para que vuelva a aparecer algo publicado en ese día de la semana. Tal día apareció publicado 'Príncipe de Persia'. Alquilar, no comprar. La trilogía anterior, para la consola de generación también anterior, me había encantado. Qué chasco más grande me llevé con éste. Pero lo que no tuve con el 'Príncipe de Persia', lo conseguí, y de sobradamente, con una obra maestra, comentada en 'Metal Gear Solid 4'. ¡Compra! ¡Compra!. Juego sobresaliente, donde los haya, en todos sus aspectos. Me encantó la banda sonora, que aún no he conseguido por vía lícita y legal.
En abril me prodigo un poco más y habrá tres entradas publicadas en domingo. Echar unas partidas a 'The Last Guy' inaugura los domingos del mes, hablando de uno de esos juegos que, siendo de temática simple y algo trillada, pero sumando un original enfoque, resultan excepcionales para pasar un rato delante de la consola sin comerse mucho la cabeza. Seguiremos con Diez horas entretenidas con 'Ninja Blade', juego que alquilé y acabé en un fin de semana para la Xbox 360. Muy entretenido y que recomiendo alquilar. Acabará abril con Ni te molestes con 'Afro Samurai', juego que me gustó realmente poco y que he conseguido olvidar rápidamente.
En abril, comentando un juego que no me gustó nada, terminan las aportaciones hechas en domingo durante el primer año de bitácora.
Concluye aquí el repaso a los domingos. Quince artículos fueron publicados en ese día de la semana. Espero que hayan disfrutado leyéndolos como yo escribiéndolos. Acaba aquí, también, el resumen a todo lo publicado en el primer año de vida de la nueva reencarnación de mi bitácora.
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