martes, 11 de agosto de 2009

Un año de martes dedicados a los tesoros perdidos

En este segundo artículo de celebración de un año (y poco más), aprovecharé para relacionar todas las entradas que se han publicado en martes desde julio de 2008. Creo que no me equivoco al decir que la temática de los martes ha sido la más estable de todas. Como con el resto de arcos temáticos que he ido tratando en mi bitácora, los 'tesoros perdidos' no tenían un día dedicado a ellos. Aunque acabó siendo el martes el elegido. En realidad fue una elección externa. Cuando decidí dedicar cada día de la semana a un tema o grupo de temas, estaba dudando entre el martes y el jueves para esos tesoros. Así que le pregunté a Silvia, quien ha comentado en este blog con muchos sobrenombres, acerca de qué día prefería leer este tipo de chorradas y me dijo que el martes era un día especial donde vivía. No recuerdo exactamente el motivo. Creo que algo relacionado con un mercadillo local. Lo cierto es que a las pocas semanas de empezar, los martes acabaron dedicados a mis tesoros perdidos.

Aunque no empecé directamente con el tema de los tesoros. De hecho aún no tenía claro mi lema 'uno al día', y el primer martes en que se publicó algo, el último de julio, publiqué dos entradas: Dos semanas y contando para las vacaciones, donde comentaba mi deseo de unas vacaciones tranquilas en agosto sin vuelos y sin familiares, y Mi viaje al universo Mac, donde cuento cómo cumplo un sueño de adolescente, hacerme con un ordenador de Apple, y cómo ha resultado ser una experiencia completamente gratificante.

Agosto será el mes en el que se confirma que los martes y los tesoros estarán unidos mientras aguanten las ganas de los primeros y quede algo que contar en los segundos. Pese a empezar el primer martes del mes con La libertad de expresión en un mundo de Trolls, donde proclamo que no merece la pena enfadarse por las gilipolleces que escriban otros con cierto tono y mentalidad trollense, ya paso a cumplir con la norma autoimpuesta de los martes llenando cada uno de los siguientes con Tesoros perdidos reencontrados (V): "El regalo de cumpleaños", mi primer y único relato concluido de corte erótico; Tesoros perdidos reencontrados (VI): Intentos de hacer un comic, donde creo queda patente el reflejo de una infancia ojeando el Jueves; para terminar con otro relato, fruto de aquellas magníficas tardes en compañía de Juanma e Irene, en Tesoros perdidos reencontrados (VII): "La gran cagada".

Seguiremos en septiembre con el hábito y caerán cuatro tesoros más. En Tesoros perdidos reencontrados (VIII): El fanzine de la escuela de informática, comento lo bien que me lo pasé en aquellos años de aportación pseudo-artística con la que contribuía a aquella interesante experiencia colectiva que era publicar un fanzine. Casualmente, en aquella misma época en que colaboraba con el fanzine, coleccionaba la colección de comics de ciencia ficción sobre Nathan Never, y lo bien que me sentí al tropezarme con ellos una vez en una bolsa que acabaría destinada, si no hubiese sido abierta por curiosidad, en el basurero. En Tesoros perdidos reencontrados (IX): Comics de Nathan Never lo comento. En el tercer martes de septiembre publico algo que se me ocurrió escribir cuando tenía 17 años, en el instituto, pero que no hice público hasta que entré en informática. Hablo de Tesoros perdidos reencontrados (X): Oda al tabaco, acompañada de un dibujo que boceté yo y que mejoró increíblemente mi compañero Izzat. Insisto nuevamente con el fanzine de la escuela con Tesoros perdidos reencontrados (XI): Las noticias del fanzine, donde repaso las absurdas y surrealistas ocurrencias con las que rellenaba aquella sección atacando, con cariño, eso sí, al profesorado y resto de estamentos que componían la sociedad estudiantil de mi época de aprendiz de informático.

La bitácora comenzó como un empeño persona por mantener cierta constancia y el último martes de septiembre, coincidiendo con el último día del mes, me permito romper la norma y escribo un pequeño resumen de lo acontecido, Y dos meses ya, hora de repasar los acontecimientos, en el que también comento de pasada cómo esta bitácora casi me cuesta el trabajo y tuve que cambiar de nombre, ocultándola de los buscadores hasta que pasara el tiempo adecuado. También constituye, quizás, el ecuador del 'uno al día', anunciando el comienzo del fin de ese hábito.

Octubre aún traerá otros cuatro tesoros. En el primer martes del mes publico Tesoros perdidos reencontrados (XII): El discurso de la orla, con un copipega del discurso que escribí para leerlo el día en que nos orlábamos. En Tesoros perdidos reencontrados (XIII): Eddy, incluyo un relato de estilo postacopalíptico que únicamente conservo en forma escaneada del que se publicó en el fanzine. Suerte que había recuperado parte de ellos. Una semana más tarde me dedico a comentar mi gusto por jugar con el Corel Draw y enseño algunos de los diseños que llegué a pergeñar en Tesoros perdidos reencontrados (XIV): Algunos diseños. Terminamos octubre, y con ello el período de bonanza escritora, con Tesoros perdidos reencontrados (XV): 'Dragón', otro relato cutre. En particular este relato nunca me gustó mucho. En realidad debería decir que ante lo poco que me gustan los demás, este me parecía especialmente malo. Pero resultó encantarle a una compañera que lo leyó y que me repetía cada cierto tiempo que lo había vuelto a leer.

En noviembre comienzo a tener más trabajo y abandono rápidamente el hábito de publicar. Tan solo aparece un artículo publicado un martes: Tesoros perdidos reencontrados (XVI): Los primeros diseños para 'Enjoy the Sound'. En él se refleja el resultado de juguetear con el Corel Draw y cómo empleé lo aprendido para intentar reconquistar a una chica que me dejó.

Hasta enero del presente año no vuelve a aparecer nada un martes, y más bien porque coincide con la Víspera de Reyes. En esencia me vanaglorio de tenerlo todo ya comprado con tiempo y poder dedicarme a salir con los amigos a fotografiar el amanecer en Maspalomas.

Al igual que en enero, durante febrero, marzo y abril, únicamente aparece publicado una entrada de martes en cada mes. En Tesoros perdidos reencontrados (XVII): Logotipos y papelería bajo petición, cuento cómo hubo un momento en que la gente me pedía que les hiciera algún diseño para sus empresas. Duró poco, porque no soy muy amigo de compromisos. En marzo apareció Tesoros perdidos reencontrados (XVIII): 'La demoledora', quizá el último relato que publicaré completo. No seguí un orden cronológico, ni de ningún tipo, pero quizá me reservé éste para el final porque fue uno que, sin llegarme a gustar -porque ninguno lo hizo- es quizá uno de mis preferidos. Y fue uno de los primeros que escribí, también. En abril una sorpresa que encontré en la red me llevó a confesar que tenía la manía de buscarme en Google y tropecé con una práctica de la carrera a la que tengo especial cariño. Fue en Tesoros perdidos reencontrados (XIX): La práctica de Ingeniería del Conocimiento.

Nos saltamos mayo y será en junio cuando se publiquen las dos últimas entradas aparecidas un martes sobre mis tesoros. Al menos hasta la fecha. La primera entrada fue Tesoros perdidos reencontrados (XX): mis primeras webs personales, entrada en la que repaso mis primeros intentos de fabricar un universo público sobre mi ego. Acaba el mes de junio en martes y aproveché para publicar Tesoros perdidos reencontrados (XXI): La versión mejorada (o 2.0) de 'Enjoy the Sound'. Viene a ser de los últimos tesoros que tengo en mente publicar y coincide con una revisión que realicé a aquella serie de discos recopilatorios, en los que en esta ocasión mimé el aspecto visual. Sin embargo, entre esas dos entradas, publiqué Sevilla. Dormir y comer, donde hago un repaso de mi experiencia en esos aspectos extraída de mi reciente viaje de vacaciones a Sevilla. Con él intento el paso de testigo temático ya que los tesoros están llegando a su fin y algo habrá de llenar el hueco que dejarán.

Aquí concluye el repaso a los martes. Fueron veintitres artículos publicados en este tiempo. Espero que hayan disfrutado leyéndolos como yo escribiéndolos. Hasta mañana.

3 comentarios:

Silvia dijo...

Pero qué burro eres!
:D

sulaco dijo...

Por lo que has dicho de Apple en Vecindario capital de Mordor deben estar quemando estampitas con tu imagen y conjurando a la línea de comando para que baje y te castigue.

Uno+Cero dijo...

Silvia, ¿"burro"? ¿quién es un "burro"? :-)

sulaco, mi amuleto de la manzana me inmuniza contra las malas artes de la línea de comando.